Alange. Su balneario. Sus aguas

En la zona central de Extremadura y a 17 kilómetros de Mérida se encuentra este pueblo de singular belleza. No es suficientemente conocido al ser fagocitado por la monumental y universalmente laureada ciudad de Mérida, capital de la Autonomía extremeña.


En su orgullosa posición, al saberse conocida y admirada desde tiempos remotos (paleolítico inferior, romanos árabes, cristianos…), Alange domina el horizonte con su castillo, datado de la época romana (Castrum Colubri – Castillo de la Culebra- era el nombre de la primitiva fortaleza). Desde el siglo IX, ya en la época musulmana, fue testigo de batallas y revueltas de diferentes facciones. Lo cierto es que el Castillo va unido a la época de Abderraman Aben Marwar, fundador de Badajoz en el año 875. Fue un bastión importante para controlar las revueltas y movimientos militares que venían de Mérida, y para dominar el paso del tráfico desviado de la Ruta de la Plata. El gran privilegio de la urbe, además de estar próxima a la Ruta de la Plata y situada en las estribaciones de la Sierra de Peñas Blancas, es su extraordinaria posición en un enclave natural desde donde se domina la presencia del agua.

Agua…agua para el deleite de los sentidos, para la contemplación, para la belleza paisajística, para las curaciones de dolencias merced a sus propiedades minero-medicinales.

Por su madre tierra discurren los ríos Matachel, Palomillas, San Juan, Bonhabal y Valdemedel, que, además de ofrecer la fecundidad que se traduce en ricos productos hortícolas, vierten sus aguas en el espectacular embalse para deleite y disfrute de lugareños y visitantes. Esta riqueza se traduce en rica flora (orquídeas, lirios, lames, etc.) y abundante fauna (águila perdiguera, búho real, mochuelo, garza real, cigüeña blanca, gato montés, zorro, golondrinas, vencejos, galápago leproso, lagarto ocelado, ánade real, pato cuchara, martín pescador, jineta, jabalí, nutria, etc.). En sus azules aguas destacan la carpa, el barbo, la colmilleja, etc.

Las termas y el Balneario

Hay lugares emblemáticos en el mundo que, merced a la casualidad o a su estratégica situación, juegan papeles importantes en la historia. Tal es el caso del fabuloso Hotel Manila, de romántico y señorial estilo colonial, que fue relevante en los años que precedieron a la Segunda Guerra Mundial y durante la misma, y donde el General Douglas McArthur mantuvo reuniones militares, así como conversaciones secretas y relevantes actividades políticas.

Pues bien, el Hotel Balneario Aqualange es uno de estos lugares.

Las Termas son el principal monumento histórico-artístico del lugar. Desde 1930 fueron declaradas monumento nacional. El hotel y balneario anejo se encuentran enclavados precisamente en el corazón del manantial de las aguas termales. La fecha de la construcción de las termas no es exacta, pero en investigaciones arqueológicas recientes se encontró una inscripción en un altar en la que el romano Licinio Sereniano dedica el balneario a la diosa Juno, agradecido porque las aguas habían curado a su hija Varinia Serena. Este hallazgo es del siglo III d.C. En este siglo los romanos construyeron dos termas en el lugar donde está el manantial de Alange. Se beneficiaron de las aguas curativas y lo consideraron como un elixir para la salud. Además de los romanos utilizaron estos poderes medicinales los visigodos, árabes, castellanos, y todo aquel que llegaba a este lugar atraído por su fama. Cuando llegaron los árabes tras la conquista de Al Ándalus reconstruyeron el castillo en el siglo IX y llamaron a este lugar Alange (agua de Alá).

El escritor Jesús Sánchez Adalid habla en su libro Alcazaba de la importancia de Alange y sus baños en tiempos de Abderraman Aben Marwan, llamado Al-jilli-qui (el gallego). En la novela relata con sabiduría y conocimiento los avatares de musulmanes, judíos, conversos y cristianos en esta época, en la que las rebeliones y conflictos entre las diversas comunidades eran frecuentes, y menciona la utilización de las aguas de las termas por los árabes, tan amantes del refinamiento y el placer de los sentidos.

El Balneario en la actualidad

De las termas romanas primitivas se conservan dos termas circulares con cúpula que han sido declaradas monumento nacional. Aún siguen en uso en el balneario, si bien en torno a estos vestigios romanos (perfectamente conservados) se ha configurado un moderno complejo cómodo, bien dotado y bien estructurado, con instalaciones modernas que, si bien aprovechan todas las propiedades naturales de las termas, ofrecen confort y relax. Hay zonas con bañeras de mármol para uso individual, baños turcos, duchas escocesas, masajes, parafangos, envolvimientos, inhalaciones, grandes piscinas interior y exterior, tratamientos de belleza, etc.

En la pradera llamada Kneipp se realizan ejercicios de arena e hidroterapia al aire libre, siguiendo la escuela del maestro Kneip. Sebastián Kneip fue un sacerdote y médico naturista alemán, precursor de la hidroterapia y seguidor convencido de la medicina natural. Él mismo se curó de un proceso tuberculoso, alternando la inmersión en aguas frías con la aplicación de calor varias veces al día y durante semanas. Su método curativo trascendió entre la comunidad médica. Se basaba en hidroterapia (chorros de agua fría en diferentes partes del cuerpo -brazos, rodillas, muslos-, alternándolo con cambios de temperatura tibia o caliente según los casos), terapia nutricional (dieta naturista sin azúcar ni alcohol), ejercicios físicos, y paz de espíritu.

El manantial se origina en capas muy profundas y en su ascenso se va enriqueciendo con productos que ofrece la tierra: radón 222 y 226, litio, carbonatos y bicarbonatos de sodio, magnesio y calcio. La combinación del agua con estos elementos produce beneficios importantes en las afecciones del sistema nervioso, artrosis, reumatismo artritis, aparato respiratorio, ginecopatías, hipertensión, etc.

El tratamiento de las aguas con la paz que se respira en el entorno produce bienestar y tranquilidad. A ello contribuye sin duda la contemplación del maravilloso embalse que se extiende frente al Balneario y representa uno de los atractivos veraniegos del pueblo.

Todos aquellos que busquen alejarse del bullicio de las grandes ciudades y anhelen un remanso de paz y tranquilidad encuentran sin duda su paraíso en este hermoso rincón extremeño que desde tiempos remotos ofrece sosiego y alivio terapéutico.

El “agua d Alá” sigue mostrando sus beneficios hoy como ayer y seguramente como mañana.