Bremerhaven

Uno de los puertos alemanes más exitosos de Europa en donde, entre otras atracciones, puedes experimentar la diversidad climática en distintos lugares del mundo.


Cuando llegas a Bremerhaven, empiezas a respirar un encantador olor marino que te acompaña ya durante toda tu estancia en este polifacético entorno. No demasiada conocida por los españoles, Bremerhaven es una ciudad portuaria hanseática que merece la pena descubrir para pasar unas vacaciones, cuya motivación gire en torno al mar y la navegación: playa, deportes náuticos, cruceros de placer en antiguos veleros, gastronomía (deliciosos pescados y cerveza), sin descartar otros entretenimientos comunes a cualquier otra ciudad: museos, monumentos, teatro, paseos urbanos, centros comerciales, y, muy especialmente, las visitas a  tres impresionantes lugares de verdadero interés humano, científico e histórico: la Casa Climática, el Centro de Emigración Alemán y el  Museo Nacional Marítimo.

La vuelta al mundo en 80 climas

Así que, para empezar, ubiquemos geográficamente a este paraíso marino: Bremerhaven se encuentra al Norte de Alemania, en el Canal de Bremen, y junto al estuario del río Weser. Pasear a lo largo de su puerto pesquero es ya toda una atracción. Especialmente, si te detienes a conversar con viejos marineros o con los propios vendedores de pescado. Aprendes aspectos insólitos del arte de la pesca y te muestran encantados las diferentes especies. Tras esta visita no podrás resistir la tentación de entrar en alguno de los restaurantes del puerto para degustar lo visto, lo oído y lo olido.

Todos hablamos del tiempo que hace, pero sabemos bien poco de él. Así que, antes o después, hay que acudir a la Casa Climática. Un centro científico situado en un espectacular recinto que investiga el fenómeno del clima. El visitante puede allí experimentar las diversas zonas climáticas simuladas del planeta. Desde la de los Alpes suizos, hasta las del asfixiante calor del desierto, pasando por la de los Mares del Sur o la del frío helado de la Antártica. Y descubrir cómo la gente puede realmente vivir bajo tan diferentes condiciones climáticas y qué factores determinan el tiempo.

Por otra parte, el Centro Alemán de Emigración es uno de los museos más emocionantes. Entre 1830 y 1974, más de 7 millones de personas emigraron al Nuevo Mundo. A través de innumerables objetos personales, cartas privadas, documentales en vídeo y recreaciones de las escenas y de los viejos navíos, con sus literas de madera, puede uno empatizar con la precariedad de esa gente que, por motivos políticos, sociales, o personales, tuvieron que partir a la aventura cruzando el Atlántico, en busca de una mejor vida. Siempre que en los puertos de Nueva York o Buenos Aires, no fuera rechazado su ingreso en tales destinos por los inspectores portuarios.

Otras dos citas imperdibles son el Museo Nacional Marítimo (en parte al aire libre) y el Zoo del Mar. El primero, en el centro de la ciudad, junto al canal del río Weser, exhibe la historia marítima con una gran colección de barcos de época, fletados en el viejo puerto, así como las técnicas submarinas “Wilhelm Bauer”.  Por su parte, el Zoo es realmente impactante. Te hace sentir inmerso en el hábitat natural de los osos polares, de las focas árticas y de los pingüinos, con sus áridos desiertos de hielo, las coloristas tundras y los paisajes acuáticos. Y, bajo el agua, el visitante tiene diferentes perspectivas, viendo bucear a los osos polares o volar a los pingüinos. Para disfrutar de todo ello, nada mejor que hospedarse en el Atlantic Hotel Sail City (sailcity@atlantic-hotels.de) que, aparte de sus excelentes prestaciones, su terraza, a 100 m. de altura, brinda unas impresionantes panorámicas de la ciudad y todo su entorno.

Más info: Oficina Alemana de Turismo. c/San Agustín, 2-1º,; 28014 Madrid. Tel. 914 293 551. infoalemania@d-z-t.com o www.bremen-bremerhaven
www.franciscogavilan.net.