El automóvil de carreras

La historia de ese raudo objeto de deseo se presenta en el “Prototyp Automobilmuseum de Hamburgo”, la metrópoli alemana que ofrece al visitante una de las más amplias ofertas museísticas


Desde que apareció en América el primer automóvil de la historia, éste se convirtió muy pronto en el objeto de deseo de muchos hombres. Un símbolo asociado a la personalidad de su propietario, hasta el punto de despertarle un idolatrado “amor por los motores”. Cuenta en un artículo Fietta Jarque la siguiente escena de un vídeo de Franck South: un conductor se baja de un Sunbeam de los años sesenta, camina alrededor del deportivo rojo observándolo con detenimiento hasta que empieza a lamer la carrocería con inquietante seriedad y no oculta lascivia. Un “amor” que Faulkner lo sentenció con una frase: “En realidad, lo único que el americano ama es su automóvil”.

En una investigación de mercado que se realizó hace unos años, algunos de los criterios de valoración a la hora de elegir la adquisición de un automóvil, por parte de los hombres, eran el prestigio de la marca y la estética particular (coche agresivo, juvenil, etc.). Esto confirma que el vehículo se usa simbólicamente como representante y modelo del cuerpo. Y, desde un punto de vista psicoanalítico, en los sueños, el automóvil es el objeto manifiesto: “Lo más frecuente es que simbolice el cuerpo humano, el cuerpo del soñante, y las ruedas representan las piernas, las gomas los zapatos, el volante la virilidad, etc.”

La erótica del motor

Pero más allá de las interpretaciones simbólicas del automóvil, de su utilidad, su estética, y de todas las connotaciones personales de poder, los motores que han despertado verdadera pasión han sido, y son, los prototipos, los “coche de carreras”, y la capacidad del hombre de dominar la velocidad. Cada uno de estos coches nos habla de la historia de la persona que lo fabricó y de la que lo condujo. Se podría hablar incluso de que el automóvil y la velocidad significan para el ser humano una tensión erótica. Se comprende, entonces, la existencia de un museo tan interesante como el “Prototyp Automobilmuseum” de Hamburgo, en el que cualquier aficionado o turista puede descubrir y admirar 45  exóticos modelos deportivos y de la post guerra (algunos de los cuales se reproducen en este artículo), al tiempo que puede conducir un Porsche original convertido en un simulador con el que sentir la velocidad y la emoción de tomar las curvas.

Más info: Protoyp GMBH-Automobilmuseum. Shanghaialle 7 beim Lohseplatz. 20457 Hamburgo (Alemania) Tel. +49 (0) 40/39 99 69 68; info@prorotyp-hamburg.de / www.prototyp-hamburg.de
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