Isla de Porquerolles

Descubrir la Fundación Carmignac es toda una experiencia insólita


El arte contemporáneo no podía haber encontrado un mejor espacio que este conjunto arquitectónico erigido en la Isla de Porquerolles. No es preciso, pues, viajar a Londres o Nueva York para admirar las obras de los más inquietantes y fascinantes artistas de ayer y de hoy. Basta con viajar a Hyeres, en la Costa Azul francesa, y allí tomar un barco que, tras una agradable y corta travesía, te desembarque en la Isla de Porquerolles. Se trata de un impresionante Parque Natural protegido. Un verdadero remanso de paz entre verdes colinas boscosas, viñedos y olivares para los amantes del sosiego y de la desconexión mundanal.

En este entorno concibieron sus novelas R.L. Stevenson, como la memorable La isla del tesoro o el belga George Simenon, el que mejor supo plasmar el hechizo que ejerce esta isla en su novela Mi amigo Maigret. Pero en la isla, paradójicamente, también se pueden realizar mil y una actividades náuticas, terrestres, deportivas, rutas de senderismo, gastronómicas, etcétera…para quienes prefieran otras opciones. Aún así, para proteger su excepcional hábitat está prohibido acceder a Porquerolles en automóvil. Sólo  puede hacerse a pie o recorrer la isla en bicicleta.

Un fanático del arte contemporáneo

Pero la más inolvidable experiencia es, sin duda, visitar la Fundación Carmignac. Oculta en el subsuelo de una masía provenzal, sólo se puede llegar a pie si quieres descubrir las impresionantes colecciones de Edouard Carmignac. Eso, sí, ¡con los pies descalzos! El objetivo de ubicar las más de sus 300 piezas de arte contemporáneo –su preferido- en este  casi inaccesible lugar fue, según el propio Carmignac: “Olvidarse del mundo virtual y tecnológico, cada vez más invasivo y abandonar temporalmente el teléfono móvil, los ordenadores y las tabletas. Este es un lugar para hacer una pausa, tomarse un respiro y entrar en contacto con uno mismo”. Es, seguro, la fórmula más saludable para admirar sus exposiciones.Entre sus colecciones se encuentran obras de Andy Wharlol, Kooning, Boticelli, Lichtenstein, Mark Rothko, Jean Michael Basquiat, Martial Raysse, y Miquel Barceló, entre otros. Del artista mallorquín hay dos obras: “una capilla llena de sepias acrílicas” y una escultura que representa al alicastro, un monstruo marino que, según la leyenda, existiría en la isla desde tiempo inmemorial y adorna la propia entrada a las salas de exposiciones.

Éstas se encuentran distribuidas enminiespaciostemáticos ante los que no siempre se comprende por qué es necesario descalzarse. Esto es lo que se preguntaba el crítico  Alex Vicente, que asistió a la Fundación al poco tiempo de su inauguración. El propio Edouard Carmignac da la respuesta: “Se trata de romperte la cáscara para estar en contacto directo con el suelo” “Sin zapatos –agrega rápido su hijo Charles- logramos sentir la piedra y las energías de la tierra circulan mejor”. Todo parece tener un sentido y la originalidad está presente en casi todo. Otro ejemplo: las salas de las exposiciones son subterráneas porque en este Parque Natural está prohibida toda construcción. Así, en el techo de la galería central -como se puede observar en una de las imágenes- hay una piscina exterior que filtra la luz y da la ilusoria sensación de que nos hallamos bajo el agua del mar.

¿Isla de Pascua a la vista?

Ya en el exterior, nos encontramos con un espacio de 16 hectáreas en el que poder perderse entre olivos, eucaliptus, lavanda y viñedos. Y sorprenderse también entre los bosques por tres bellos y gigantes moais,obra del autor español-catalán Jaume Plensa, que parece haberse inspirado en los de la lejana isla chilena, y a los que ha titulado “Los tres alquimistas”. Su forma estirada hacia el cielo les confiere un aura particular, casi mística. Las estatuas parecen estar dotadas de un nivel de elevada consciencia, convirtiéndolas en  guardianes de un saber olvidado por los hombres. Asimismo, en ese entorno se descubren piezas miedo ocultas. Como lo grandes huevos de mármol creados por Nils Udo. Todas las obras monumentales del exterior -y muy especialmente las de Jaume Plensa, artista que ha expuesto ya en los Estados Unidos- son una invitación a la contemplación, la reflexión y la introspección. Si no es autopsicoanálisis, poco le falta. Todo un  exitoso acierto en una isla-museo que antaño refugió corsarios y ahora acoge arte que hace pensar…

Más info: Office Intercommunal de Tourisme Provence Méditerranée. Rotonde du Park Hotel. 16 av. de Belgique -83400 Hiéyes; Tél. + 33 (0) 4 94 01 84 58; www.hyeres-tourisme.com. www.tourismeprovencemediterraee.com
Fotos: Colecc. Carmignac y Samuel Zeller