la situación actual del sector turístico y la teoría del bote de kétchup

¿Cuántas veces nos hemos visto en la situación de agitar reiteradamente el bote de salsa de tomate porque no sale y, en la siguiente sacudida, sale de repente todo de golpe? Pues es muy probable que en los próximos meses seamos testigos de un efecto similar en las reservas turísticas, por lo que habrá que estar atentos si no queremos acabar salpicados.

Entre los numerosos escritos que abordan en estos días la situación actual del sector turístico, me llamó poderosamente la atención el que aparecía publicado en Preferente el pasado 20 de febrero bajo el título El bote de kétchup: así será el mayor rebote turístico de la historia y del que me he permitido la licencia de tomar parte del título de este artículo. En este y en otros textos que han captado mi interés en las últimas semanas, todos los indicadores publicados nos permiten inferir que una vez estabilizada la pandemia y alcanzado un porcentaje de vacunación en torno al 70% tanto en los países emisores como en los destinos, el mercado registrará una demanda exponencial de actividad, o sea, de reservas, para la que debemos estar preparados y con la que podría iniciarse un cambio de ciclo (tan ansiado y necesitado).

De la contención actual de la demanda, fruto de las circunstancias sanitarias que estamos viviendo, pasaremos a una previsible ansia por desconectar, por dejar atrás todo lo acontecido y por volver a consumir y a viajar (según el INE la tasa de ahorro de su renta disponible de los españoles llegó en el segundo trimestre del pasado año al 31,1 % lo que supuso un aumento del 13,7 % con respecto al mismo periodo del año anterior, siendo su máximo histórico) lo que podría traducirse en un rebrote del sector turístico que registraría cifras históricas.

Sin embargo en esta partida no podemos olvidar que otros destinos también jugarán sus cartas. Los primeros datos apuntan que Grecia (Creta) y España (Canarias) han tomado la delantera en el mercado europeo para los clientes de TUI Holiday, siendo Turquía (Antalya) el tercer destino más demandado (sin perder de vista la reacción de Egipto, que está destinando mucha inversión pública en infraestructuras para relanzar el destino).

Todos los indicadores de países emisores apuntan en esta dirección (sirva como ejemplo la subida en bolsa de las empresas turísticas al conocerse el plan de desescalada británico, lo que ya ha incentivado las reservas de cara al verano) y todo hace pensar que se están tomando las decisiones acertadas (o eso espero) para la futura demanda.

Personalmente, como ya comenté en un artículo a comienzos de este año 2021, ¿año de constatación de la debacle o de oportunidades?, en mi opinión empezaremos a ver la luz de forma escalonada y suave (como una “U”) en primavera y para el cuarto trimestre, cuando comience la temporada alta en Canarias, disfrutaremos de una situación de cierta normalidad que se irá acentuando y que previsiblemente se extenderá hasta finales de 2023, si bien es muy posible que durante los primeros meses se produzca un pico de demanda que dará paso a una posterior estabilización.

Si las previsiones se cumplen (las Oficinas Españolas de Turismo en nuestros grandes mercados emisores, Reino Unido, Alemania, Francia e Italia, informan de la reactivación en tromba de la demanda para este mismo verano) hemos de estar preparados para competir en cada temporada. Si es verano, la demanda de buen precio y las ofertas last minute como respuesta a las promociones de destinos competidores de la cuenca mediterránea harán que el mercado se convierta en una jungla al mejor postor (o sea, al más barato y el que más ofrezca). Ante esto, moderación y contención, cambiar ocupación por beneficios no es la mejor de las decisiones y en ningún caso es la mejor estrategia pues facturar nos hará más pobres. Si por el contrario, la apertura del mercado se produce en otoño, los competidores serán menos y tal vez no tan cualificados, por lo que, lejos de bajar los precios, lo más conveniente podría ser subirlos con moderación. Como he expresado en más de una ocasión, la unidad de medida (los KPI’s, Key Performance Indicator) que más nos interesa no es la ocupación sino la rentabilidad y en este punto debemos analizar el RevPAR, el GOPPAR, REVPAG, TREVPAG, GOPPAG, entre otros (más información en el Glosario de Términos Hoteleros, Turísticos y Relacionados).

Pero para que todo esto ocurra, el proceso de vacunación debería agilizarse considerablemente. Tal como indica vía Twitter Gabriel Escarrer, CEO de Meliá Internacional, «España debería vacunar a 300.000 personas al día para lograr una mínima normalidad en verano» lo que nos permitiría llegar con capacidad para competir con garantías en la estación estival y disfrutar de un invierno optimista.

Y llegados a este punto todos nos preguntamos: ¿hasta cuándo se mantendrá esta situación? y ¿cuándo volveremos a la normalidad? Con respecto a la primera pregunta Hans Kluge, director regional de la OMS (Organización Mundial de la Salud) para Europa, apunta como fecha previsible el inicio de 2022, aunque ya se espera que el virus se quede a convivir con nosotros de forma controlada. Con respecto a la segunda cuestión, habrá que reconsiderar lo que entendemos por normalidad, pues personalmente no creo que lo normal sean los más de 15 millones de visitantes anuales registrados en Canarias en 2017, 2018 y 2019 (fuente ISTAC) y sin embargo sí podríamos plantearnos recuperar 12 millones.

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