Riviera Maya, desearás volver

México tiene todo lo que un destino turístico necesita para convertirse en un referente: cultura, sol, playa, gastronomía, oferta complementaria y, sobre todo, buena gente. Esta afirmación resulta particularmente acertada en el caso de la Riviera Maya, una zona enclavada en el estado de Quintana Roo, al sureste de México, en la península de Yucatán, bañada por el mar Caribe y con 120 kilómetros de playas de aguas cálidas y cristalinas.

Es difícil destacar un único atractivo de la Riviera Maya, pues todo lo que allí visité, conocí, sentí y comí me dejó una huella imborrable. El mar, los arrecifes, las zonas arqueológicas, la gastronomía… temo que nada de lo que pueda contar sobre ella le hará justicia. Recuerdo especialmente una larga y grata caminata por medio de la selva tropical que nos condujo hasta un cenote, en cuyas gélidas aguas nos sumergimos tras descolgarnos mediante un sistema de poleas y quedar suspendidos en el aire por un breve periodo de tiempo.

La Riviera Maya representa todo aquello que imaginamos cuando pensamos en el Caribe, sobre todo en lo que se refiere a sus aguas y sus arrecifes de coral, donde la práctica del snorkel o el submarinismo nos lleva a sumergirnos en un mar de fantasía, de infinitos y llamativos colores, con una impensable cantidad y variedad de fauna y vegetación, allá donde el tiempo húmedo se detiene y queda anclado en nuestros sentidos.

La Riviera Maya constituye en sí misma un rico tesoro arqueológico de visita obligada. En mi caso me decidí por Tulum, antigua ciudad portuaria maya presidida por El Castillo, fortificación defensiva asentada sobre un acantilado bañado por un mar turquesa, propio de la mejor de las postales; y por Cobá, un yacimiento arqueológico de la cultura maya precolombina en el que se asientan la pirámide de Nohoch Mul, que pude subir andando con cierta precaución, y el observatorio astronómico.

Para los amantes de la naturaleza y la aventura, recomiendo dos visitas: Xcaret, un parque ecológico y cultural en plena selva donde explorar ríos subterráneos, cenotes y arrecifes, descubrir abundante flora y fauna y reconocer vestigios de la cultura maya, en el que pasar un día inolvidable; y Xel-Ha, un parque ecológico en el que las aguas subterráneas de Yucatán se entrelazan con el mar Caribe formando un impactante acuario marino natural, rodeado de abrupta y frondosa vegetación.

Mención especial merece su rica y variada gastronomía, muchísimo más amplia de lo que estamos acostumbrados a degustar fuera de las fronteras de México: guacamole, tacos, tamales, chiles, quesadillas, fajitas, burritos o enchiladas harán las delicias de los paladares más exigentes.