Vacaciones sin angustia

Existen muchos destinos saludables, pero muy pocos como el de la Isla de Tenerife en donde el estrés desaparece como por arte de magia


“Casi todos imaginan que las vacaciones son como el sexo. Creen que cualquiera sabe cómo hacerlo, que no requiere práctica para que funcione bien, que es algo espontáneo, sin trabajo previo y que se disfruta mucho. Pues bien, el sexo no es así, y las vacaciones tampoco”. La afirmación es del psiquiatra Alan J. Tuckman. Las vacaciones son, en efecto, un período en que se depositan muchas expectativas: Descanso, viajes, aventura, diversión, etc. Muchos las consiguen. Pero, para otros, puede ser el comienzo de una época de ansiedad o angustia. ¡Como la de la declaración de renta!

Elegir correctamente cómo pasar las vacaciones es una tarea mucho más difícil que quitar un chicle pegado a un jersey. No sólo entraña decidir dónde, playa o montaña, diversión o relax, sino, lo más importante, ¡con quién tomarlas!. Si se trata de vacaciones en familia será preciso consultar a las partes implicadas y conciliar lo imposible: los antagónicos intereses de jóvenes y de mayores. Ya se sabe que las dificultades son fáciles de vencer, ¡pero las imposibilidades llevan más tiempo!. Y, a veces, el problema no es únicamente intergeneracional. Un hombre le confesaba a su psicoanalista: “Mi esposa y yo no nos ponemos de acuerdo sobre las vacaciones. Yo quiero ir a las Bermudas y ella quiere venir conmigo”.

Lo cierto es que salir con la compañía adecuada (aun si son amigos, hijos, suegros, marido o mujer) puede ser un error mayúsculo que, en verano, puede alcanzar los 45 grados a la sombra. Por ejemplo, una pareja cuyos dos miembros trabajan y apenas se ven pueden mantener una buena relación. Pero unas vacaciones que les obliga a permanecer juntos las 24 horas pueden resultar desastrosas. Hay soluciones alternativas, aunque entrañen otros riesgos. Como salir con otras familias. Así se tiene compañía. Incluso para los hijos, si el otro grupo también los tiene. Sin embargo, la intimidad forzada de dos familias también puede crear conflictos. Salvo que se adopte una actitud filosófica. ¡Es la que toman todos aquellos que no quieren involucrarse en ningún problema!

Otra incógnita a despejar es: ¿Qué estilo de vacaciones es el más conveniente? Eso depende de las características individuales. La vida es equilibrio y las vacaciones son una ocasión para restablecerlo. El que tiene un trabajo estresante aspirará a disfrutar de una virtual inactividad. Un período de relax y paz en el que no tenga que hacer más esfuerzo que el de respirar. En cambio, aquel que padece una vida rutinaria y apagada necesita compensarla con el ajetreo de una playa de moda. O estar frenéticamente ocupado yendo de un país al otro. Sin ver nada. Pero viajar le sirve, al menos, ¡para descubrir que hay imbéciles que hablan otros idiomas!

Las opciones son múltiples. Se puede volver a los lugares de origen y estrechar lazos familiares (en el cuello y con riesgo de asfixia, por parte de los anfitriones, si el viajero abusa de esta acogedora fórmula). O escoger lo conocido (vacaciones igualitas al verano pasado). Claro que bien puede ser que lo que a uno le apetezca sea, precisamente, quedarse a disfrutar de su propia casa. Aunque los psicólogos, por lo general, aconsejan no sólo un cambio de ritmo de vida, sino de aires. Para desconectarse totalmente. Y cuanto más lejos mejor. Lugares con exóticos nombres. De esos que, cuando se pronuncian, ¡casi nadie sabe dónde ubicarlos geográficamente!

Quizá, lo ideal sería una combinación de todo. Un sitio no demasiado lejos, pero lo suficiente para que se note el cambio; con calor, pero no asfixiante; cerca del mar y no lejos de la montaña, con lindos parajes que visitar; tranquilo, pero con algunas atracciones. No comercializado, pero tampoco un lugar donde nunca ocurre nada. Si quiere conocer esta joya, lea hasta el final.  Lamentablemente, ese ansiado período de descanso causa muchas veces más problemas de los que cura. Angustia, estrés, molestias, desilusión o agotamiento pueden ser algunas de sus manifestaciones. Cuando se dan estas circunstancias, ¡el único que realmente necesita descanso es el que acaba de regresar de vacaciones!.

La mejor defensa contra la angustia vacacional es, por tanto: 1) Libertad para elegir, y 2) Una buena planificación. La elección se hace, a veces, precipitadamente, siendo una decisión importante. No es, obviamente, una cuestión de vida o muerte. ¡Es algo mucho más serio que eso!. Por otro lado, una inadecuada planificación es la principal razón por la que se frustran las expectativas soñadas. Pero planificar no significa sobrecargarse con listas de cosas que ver o hacer. Puede resultar frustrante no poder detenerse a gozar de un paisaje porque hay reservas para la cena. Pero requiere una dedicación que, al menos, le permita exclamar a uno: “¡Ya tengo todo preparado para ser espontáneo!”

Mandamientos vacacionales

  • MOTIVACIÓN INTRÍNSECA. Un elemento decisivo es hacer algo porque quiere hacerse. Elija con libertad y no se deje influir indebidamente por las llamativas ofertas turísticas. ¡El turista es, sencillamente, un señor que se apoya en las columnas del Partenón para escribir tarjetas postales (para los antiguos) o selfies (para los modernos)
  • OBJETIVOS REALISTAS. Trácese expectativas realistas. Porque sea usted un romántico o posea un máster en ufología no espere unas vacaciones mágicas, sino simplemente buenas. La gente que queda insatisfecha es porque, por lo general, espera que las vacaciones llenen demasiados vacíos en sus vidas… Hay un destino que nunca defrauda y crea adicción: Tenerife. También un hotel: GF Victoria, en el Sur  de  la isla (No le importará repetir: lo deseará: comunicacion@gfhoteles.com)
  • ALCANCE ÓPTIMO. Experimentar la emoción de lo nuevo es una meta muy deseable. Pero no se obsesione con ello. Algunas personas eligen hacer algo excitante por “obligación” y, al final, lo único excitado es su intestino. ¡Nadie le previno de la venganza de Moctezuma!
  • PLANIFIQUE CON TIEMPO. Tan pronto como regrese de vacaciones, empiece a planificar las del próximo año. ¡No hay mejor improvisación que la que está bien preparada!

 

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