RUMANÍA, Un deseo cumplido (I)

Durante mi infancia, escuche muchas veces a mi padre decir “ Rumania era uno de los países más bonitos de Europa” y decidí que ya era hora de visitarlo y, comprobar, como así ha sido, la realidad de tales afirmaciones. Pero no empecé mi viaje por la capital, Bucarest, sino que me dirigí al sudoeste del país, al Valle del Crena a “Baile Herculane”

Conocida como “la perla del Danubio”, es uno de los más importantes balnearios de Rumania. Sus orígenes se remontan al año 102, cuando el emperador Trajano, fundó en este lugar un balneario pues, cuentan las leyendas, que Hércules, tras bañarse en estas aguas, aumento su fuerza y venció a Medusa o a la hidra de tres cabezas, dependiendo de quién te lo cuente. Cuando los romanos se retiraron en el 271 d.C, los baños quedaron prácticamente en el abandono hasta que, en el siglo XVIII, los austriacos los redescubrieron y aún pueden admirarse los pabellones construidos en la primera mitad del SXIX: El Casino, Los Baños Imperiales, la preciosa vieja estación o la Mansión de Sisí, la emperatriz Austro-Húngara , que visito el balneario en cinco ocasiones.

Las propiedades terapéuticas de estas aguas, por su gran concentración en sulfuro de hidrógeno, junto a la calidad de su aire, hacen que sean especialmente efectivos los tratamientos en casos de afecciones digestivas, reumáticas o respiratorias así como el tratamiento de las afecciones de los ojos.

De camino hacia el Monasterio de Tismana, por la carretera podía ver los carteles que me anunciaban lo cerca que estaba de Timisoara, por cierto lugar de nacimiento de Johnny Weissmüller, el famoso Tarzán,  y recordé los levantamientos que en 1898 se produjeron en esta ciudad y que fueron el comienzo de la revolución rumana que acabo con el régimen d Nicolae Ceausescu.

Un alto en el camino en “Conacul Boierului”, en el pueblo de Ponoarele, para  degustar la magnífica gastronomía rumana en un lugar como salido de un cuento. En este Hotel, cada habitación está decorada y pintada de manera diferente según la región de Rumania a la que este dedicada, incluso con maniquíes con vestidos según la región.

Pero además, Ponoarele, es conocida por su gran riqueza kárstica y por situarse allí  “el puente de Dios” y “la cueva del puente”. El primero, es una gigantesca arcada de piedra, puente natural creado por el colapso de un techo de la cueva y  único puente natural en Europa que se puede atravesar en coche. Dimitri, un lugareño encantador, me contó la leyenda: “en esa cueva vivía el Diablo y, respondiendo a las peticiones de los lugareños, Dios golpeó con su palma el techo que se derrumbó, bloqueando su entrada. Pero el Diablo escapó y se subió a una roca que ahora se llaman “la roca del Diablo”; aunque también existe la versión de que Dios construyo el puente para que San Nicodemo pasara a Tismana donde construyo el monasterio. La cueva de 737 m de largo,  está repleta de estalactitas y estalagmitas, abrigando una importante colonia de murciélagos. ¡Ya sabía yo que antes o después aparecerían esos bichos!, y de ahí a Drácula…un paso. Cada mes de mayo se celebra la “Fiesta de las Lilas”, manifestación folclórica de interés nacional, porque aquí se encuentra una reserva botánica donde se desarrollan multitud de especies de esas preciosas flores.

Monasterio de Tismana

Enclavado en una colina y rodeado de naturaleza, este monasterio del SXIV, fundado por San Nicodemo, “el Piadoso”, es considerado uno de los monumentos históricos más representativ
os de la arquitectura feudal. Fue durante el SXIV escuela de monjes copistas y escultores, y en la actualidad se le conoce como ”Estrella de la Ortodoxia” pues es un referente en cuanto a la espiritualidad de la iglesia ortodoxa. En su interior, pinturas de estilo post-bizantino, el féretro de plata con reliquias (índice de la mano derecha del santo), y una interesante colección de cuadros, libros, hábitos… también en su patio interior guarda una colección de cactus primorosamente cuidados. En este Monasterio, durante la Segunda Guerra Mundial, en las cuevas que lo rodean, se guardaron los tesoros de Polonia y Rumania para evitar que cayeran en manos de los nazis.