Bakú. La capital de Azerbaiján mira el futuro sin olvidar su pasado

Bakú, la cosmopolita capital de Azerbaiján, está floreciendo como Dubai o Abu Dhabi. Dos millones de personas viven oficialmente en ella y su número crece día a día. Miles están llegando al país desde zonas menos estables del Cáucaso en busca de trabajo y seguridad económica. Los buscadores de fortuna de todo el mundo también han depositando sus esperanzas en Bakú, a la que cortejan cual novia rica heredera.

. La ciudad  ha emergido rápidamente gracias a su riqueza petrolífera. Aunque Bakú esconde otros atractivos que esperan ser descubiertos por los turistas. No en balde, Abulfaz Garayev, Ministro de Turismo, me decía: “Aunque el petróleo es nuestra principal economía, ahora estamos dedicando toda nuestra atención a desarrollar el turismo”

Azerbaiján es un país islámico. Pero mucho más tolerante y moderno que sus países vecinos. Pero es en su capital donde  se muestra su apertura al mundo. El alcohol, por ejemplo, no está prohibido y la mayoría de mujeres se han olvidado del velo. Románticas parejas desafían los estereotipos islámicos besuqueándose en los parques y tomándose de las manos en el largo Bulevar frente al Mar Caspio. Asif Azizof, de la empresa estatal Socar, justifica así el cambio:

“Los azeríes se sienten vinculados tradicionalmente a Occidente”. También lo corrobora la diplomática Naila Rustam-Zade: “Azerbaiján es un país abierto, cercano y laico en el que la gente tiene un estilo de vida europeo, a pesar de que el 95 por ciento de la población es musulmana”

Revolución arquitectónica

Este culto a la modernidad también se ejemplifica en Bakú por esa atrevida mezcla de inmensos edificios vanguardistas, que se erigen junto a los de estilo afrancesado. Todo un desafío simbiótico entre la arquitectura antigua y la moderna. Entre esta última destacan las resplandecientes fachadas de las Flame Towers o el multifuncional y faraónico Cristal Hall Arena, diseñado por el arquitecto iraní Zarah Hadid, construido en un tiempo récord de ocho meses, y que fue escenario del concurso de la Canción  de Eurovisión. Ningún país europeo, ni siquiera asiático ofrece tal mezcla de contrastes. Parece incluso un atractivo caos. Pasear por el centro de Bakú es como traspasar diferentes períodos de su historia entre Europa y Asia y las distintas culturas que lo habitaron (mongoles, persas, rusos…) dejando su imborrable huella. En un instante, ante el esplendor de algunas mansiones, parece que te sientes al final del siglo XIX en Paris, y, en otro, transportado al lejano Oriente.

Su casco histórico es una mezcla de mezquitas, galerías de arte, y tiendas de alfombras,  en un laberinto de calles angostas que conforman la ciudad amurallada. Una fortaleza declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Aquí se encuentran el espléndido Palacio de los Shirvanshakhs (s.XV), la mezquita Mohammad (ss.XI), los baños turcos,  y la misteriosa Maiden Tower (s.XII), que data de hace mil años, y que milagrosamente sigue en pie tras numerosos asedios.  La leyenda dice que “fue construida por un sultán en honor de su hija”. Algunos historiadores argumentan que pudo ser un faro para navegantes o también un templo al que acudían los adoradores de los reyes. ¿Cuentos de las mil y una noches?  Quizá. Lo cierto es que desde esta atalaya se divisa perfectamente el nuevo skylinede la ciudad.

Unas calles más adelante  te encuentras de sopetón en pleno siglo XXI: una elegante zona peatonal con boutiques de lujo de todas las grandes marcas que atrae a la pujante clase media del país. A los azeríes les fascina imitar el estilo de vida occidental conduciendo 4×4 como símbolo de estatus. Numerosos automóviles alemanes (Mercedes y BMW)y limusinas están sustituyendo a los viejosLadas rusosen el bullicioso tráfico del centro de la Bakú. ¡Para no ser menos que Paris!

Más info: Más info: Tourism Office en Bakú: +994(12)4928713. www.azerbaijan.az.  www.franciscogavilan.net