Cuaderno de bitácora de dos marineros de leva (III)

Tercera crónica (Laredo – Zamora)

Acompañado por aquella sensación agridulce que deja atrás tanto previsto y que sin remedio me pone enfrente nuevos caminos, agarro o agarramos el camino más corto para llegar a Zamora.

Paradigma medieval, pleno de historias y leyendas que andan de la mano con otro “oscuro”. Historias de herejes, de juicios, de crímenes, de sinrazón.  (Así lo definió Voltaire en su magistral Cándido).

berlenga

Santander, Torrelavega, Palencia, Valladolid, Zamora…

No hay nada destacable en sus carreteras, en sus rutas. Que si son bellísimas las ciudades por las que paso, no son menos átonos los caminos que me conducen a ellas.

Recorriendo los páramos de Castilla recuerdo lo que me contaron de niño, lo que nos contaron siempre.
Y nos contaron que una ardilla podía recorrer España de Sur a Norte sin tocar tierra, sin bajar de un cochino árbol.

Quizás sea el dichoso cambio climático, a lo peor cuestiones que me vienen grandes…
Lo cierto es que hoy día, para recorrer lo que venimos haciendo, más te vale ser topo que no ardilla.
No hay un “mugroso” árbol en toda esta meseta.

Acabamos llegando.

Por fin.el_rompido_huelvaNos alojó la hermana de mi compinche. Casa maravillosa a diez kilómetros de lo que no vengo buscando. Impresionante lugar.

Dos días anduvimos refozilando por tierras zamoranas, tan intensas y gordas como sus mantas. Asía que pernoctamos dos noches en Zamora, largando lastre o disgusto, por decisiones tomadas hace bien poco.
(Para los que son de ciencias, puras o mixtas, aclaro el significado del palabro pernoctar. Escuché su definición hace tiempo.

Haciendo mi hermano Enrique el servicio militar en tierras aragonesas, escuchó de boca de su sargento una definición cabal sobre dicho verbo.

Un soldado tan raso como mi hermano espetó al suboficial:

– Mi sargento, ¿Qué viene siendo pernoctar)

Ducho en letras y cultivado el sargento en diversas artes contestó sin inmutarse:

– ¡Pues qué va a ser¡ La misma palabra lo dice: Per Noctar= Dormir fuera del cuartel.

No haré más comentarios sobre el pelaje intelectual de aquel militar, que espero tenga Dios en su Gloria…) Así pues dormimos fuera del cuartel dos maravillas noches.

La noche antes de partir, nos invitaron a cenar en una bodega incomprensible. Restaurante escavado en roca viva y a muchos metros bajo tierra. El Perdigón se llama la aldea. (Recomiendo el lugar).

La cena, toda sanísima. Pancetas, chorizos, morcillas, más pancetas y para bajar el asunto, callos con garbanzos. Para despistar nos colocaron alguna lechuga que otra. Y todo aderezado con el pavor que produce ser una mezcolanza de Curro Jiménez y Antonio Molina cuando cantaba aquello de “Soy minero”…
Confieso que siendo poderosamente claustrofóbico, me tranquilizaron algunos recuerdo de no hace tanto.

Que si sacaron del infierno a aquellos mineros chilenos, digo yo que de haber pasado algo, nos hubieran rescatado de las entrañas de Zamora…

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Temprano partimos de este páramo para entrar por fin en Portugal.

Estoy convencido de que Óscar no sabe muy bien a dónde nos dirigimos. Normal…

Incidentes reseñables de las jornadas:

– Por fin Slowsilver se ha comprado un mapa.

– Entre Valladolid y Zamora, rodeados de topos, vino Slowmotion desolado a contarme que se le había pinchado un neumático.

¡Qué mala suerte pasar por encima del único clavo de Castillla…¡