Invitados por el Departamento de Deportes y Turismo de Moscú, una delegación de 6 periodistas de Fijet Internacional, integradas por periodistas de Fijet España, Fijet Croacia y Fijet Marruecos, junto a otros tantos periodistas rusos, serbios y de Kazajistán, tuvimos la oportunidad de conocer durante tres días un Moscú diferente, el Moscú tras la Copa Mundial de la FIFA 2018, que mira al futuro con grandes expectativas. Moscú está decidida a ser un referente en lo relativo a organizar eventos ya sea deportivos, culturales o de cualquier tipo y este mundial ha sido su prueba de fuego.
Sorprendidos por el nombre y la asociación del deporte con el turismo, en un breve encuentro que tuvimos con Don Nikolai Gulyaev, Jefe del Departamento de Deportes de Turismo de Moscú, nos comento que la asociación se hizofue “por, para y durante el mundial” pero que, dada la buena sintonía y los resultados tan positivos obtenidos con ella, habían decidido, al menos por ahora, continuar juntos.
No es que el Mundial haya puesto a Rusia en el mapa, no creo que nadie desconozca su existencia, pero si ha hecho que mucha gente que se desplazó a Rusia para presenciar los partidos de sus selecciones, haya descubierto un país alejado de las ideas temibles que videos y películas sobre la guerra fría, dejaron gravadas en nuestras mentes.
La importancia que este país ha dado al deporte y sus magníficos resultados no es fruto del azar o de la numerosa población del mismo; no es cierto que cuanta mas gente, mas posibilidades haya de que surja una figura. La familia real rusa era muy aficionada al deporte, como la mayoría de las familias reales europeas, pero la ciudadanía no lo practicaban, no podían hacerlo con la estructura de servilismo existente y, cuando Rusia, en el año 1900, con el Zar Nicolás II participo por primera vez en las Olimpiadas, ninguno de sus cuatro deportistas logro medalla alguna. La revolución de octubre afecto a muchos aspectos de la sociedad rusa y entre ellos al deporte, que paso a ser una responsabilidad social. La creación del Comisariado Supremo de la Cultura Física, en 1923, como órgano gubernamental dedicado exclusivamente al deporte, supuso un gran cambio con unos resultados mas que satisfactorios para el país. En 1928 se construyó el Estadio Olímpico Dinamo, se crearon el famoso CSKA de Moscú, (el equipo de futbol que pertenecía al ejercito rojo), el Spartak y el Lokomotiv y, lo que me parece un avance muy destacable, se decreto que, en espacios con una densidad poblacional de entre 30.000 y 50.000 personas, debía haber un estadio, una piscina y un gimnasio. (una especie de ADO versión rusa). A partir de entonces el deporte ha sido una actividad muy importante para el pueblo ruso y, como resultado de ese esfuerzo, en la actualidad, no es raro ver a sus deportistas en el podio obteniendo medallas. Rusia esta consideraba uno de los cinco países mas importantes del mundo en el ranking olímpico actual.
Pero este país no se para, siempre avanza y siempre quiere mas. Su nombramiento como sede de la Copa Mundial de la FIFA 2018, les dio la oportunidad de mostrarse al mundo, deportivo o no, como un país que sabe adaptarse y con una gran capacidad de organización. Putin, que en aquel momento era Primer Ministro de Rusia, dijo “Rusia 2018 será fantástico “y así ha sido. Con un costo estimado de 14.200 millones de dólares, ha sido la Copa del mundo mas cara de la historia.
Entre las actuaciones realizadas se encuentra la remodelación del Estadio Luzhniki, sede de la inauguración y clausura del Mundial y de los partidos de inauguración entre Rusia y Arabia Saudí y la final entre Francia y Croacia, que todos sábenos como terminó.
Este estadio, antes llamado Lenin, fue inaugurado en 1.956 y se encuentra cerca de las Clinas de los Gorriones, que antes se llamaban colinas de Lenin; tal vez por eso una enorme estatua del político comunista es la encargada de recibir a los visitantes. Yo recordaba que aquí sucedió una tragedia y murieron 66 personas aplastadas durante un partido y un monumento erigido por el Spartak honra a los fallecidos.
Tuvimos la oportunidad de visitar el estadio y ver como Luzhniki se ha renovado y, vestido de gala, muestra orgullosos los cambios realizados. El aforo ha pasado de 78.000 a 80.000 espectadores, el recinto esta dedicado exclusivamente al futbol y se han eliminado la pista de atletismo y las columnas que rodeaban el nivel superior para no obstaculizar la visión, y se han modernizado las instalaciones para los deportistas. Desde el campo parecía que estaba dentro de un estadio de juguete de “playmobil” por lo colorido de sus asientos y por el perfecto césped que parece irreal.
Irreal me pareció también la oportunidad de visitar el “Bunker-42” de Moscú que, construido por orden de Stalin en 1956, seis años antes de la “crisis de los misiles”, sustituyo al bunker de Stalin que no estaba diseñado para contener un ataque nuclear. El acceso desde el Kremlin se hacia mediante un recorrido especial del metro de Moscú; se cuenta que durante este periodo se construyeron numerosos búnkeres que se unían a través de una red de metro desconocida para los moscovitas. Es un bunker de 7.000 metros cuadrados, a 65 metros de profundidad, equipados con todo lo necesario para sobrevivir a un ataque nuclear, almacén de alimentos, combustible, sistemas de regeneración y purificación de aire, pozos da agua potable…todo lo que permitiría la subsistencia durante un largo periodo de tiempo. Hasta 1986 fue centro de mando de los bombarderos estratégicos de misiles nucleares de la Fuerza Soviética. El descenso no es demasiado costoso pero la subida es otro cantar y por ello existe un ascensor que te lleva de nuevo a la superficie. Durante el recorrido tomas conciencia de la fragilidad de nuestro mundo pues en un lugar como ese, y otros similares de los Estados Unidos, estuvieron a punto de tomar una decisión que pudo afectar y destruir nuestro mundo. Una alarma de ataque nuclear falso suena y las reacciones de los visitantes son de todo tipo menos de alegría y de repente las risas retumban en las paredes metálicas al descubrir la broma. En la actualidad además de como museo de la Guerra fría, se puede alquilar para bodas, algo extrañas desde luego, o para juegos de paintball entre otras cosas.
Al ser septiembre pudimos disfrutar del festival internacional de música militar, un impresionante evento anual donde participan bandas militares de todo el mundo enmarcados en la plaza roja y con San Basilio a las espaldas que, a cada intervención de una banda nueva, cambia su «vestimenta». Resulta un espectáculo impresionante y, junto al colorido de los trajes de los participantes se unen los de los efectos laser haciendo las delicias de los asistentes. El patriotismo de los representantes españoles apareció con el «aserejé» de una de las bandas, creo que la de Méjico, culminando con preciosos fuegos artificiales.
Deportes, desfiles, eventos de todo tipo, Moscú se descubre como un país a tener en cuenta como gran organizador de los mismos, mezclando historia y modernidad, rubricado todo ello por su sello diferenciado, la magnificencia.