África es color, sonido y olor… fuerza, familia y moradores llenos de humanidad… Este continente fue esquilmado durante siglos por los europeos y sus habitantes fueron los esclavos de este planeta. África posee una sonrisa permanente en un territorio hostil que te engancha y te hace adicto a la felicidad de su muchedumbre que no posee casi nada.
Acabo de regresar de la nación más pequeña de este continente y una de la más pobres del planeta que se encuentra en la costa occidental, arropada geográficamente por Senegal y atravesada por un gran río que le da vigor.
Me traigo muy buenas sensaciones, sobre todo de su principal patrimonio, sus pobladores… pero a la vez con un cierto regusto. Este territorio fue vendido por los portugueses a la corona británica hasta su independencia en 1965; y lleva más de medio siglo desorientado. Gambia es un país de habla inglesa aunque posee 9 idiomas más, en una población que no llega a los 1,7 millones.
Los británicos la exprimieron y se surtieron de sus pocas riquezas, “sus esclavos”. De hecho, el más destacado es Kunta Kinte, ya que su vida fue llevada al celuloide. Su segunda fortuna fueron las plantaciones de cacahuetes que en su día destacaron por ser las más importantes del mundo. Sus deficientes políticas salpicadas siempre de corrupción han conseguido que no cultiven organizadamente casi nada, cuando tienen una tierra fértil que cualquier semilla que roce el suelo, florece.
Desde su independencia ha tenido dos presidentes que han gobernado varias décadas cada uno; el primero casi elegido por la reina y el segundo para no variar la tradición africana, un militar mediocre e iluminado que se instaló en el poder a la fuerza; expandiendo una amplia putrefacción y llevando a su pueblo a una pobreza severa. Desde 2.017 hay un nuevo presidente que ganó las elecciones democraticamente y un año y medio después sigue escoltado y protegido por el ejército senegalés… pues el anterior no quería dejar el poder. Hay que agradecer a EEUU y Europa que lo invitaron a irse pero antes arrasó sus arcas. A la comunidad internacional no le quedó otro remedio que enviar fuerzas militares que hoy aún siguen allí. Todavía su democracia está infectada de corruptelas del pasado.
Con estos ingredientes y algunos más lo que podrán encontrar en este trozo de cielo gracias a su pueblo; es un “caos ordenado”… falta total de infraestructuras, carreteras destrozadas, sin alcantarillado, ni pozos negros; con un barco extranjero que da luz a un trozo del país, con un sistema sanitario caduco, sin agua potable en la mayoría de las casas, con una población con un 70% de desocupación y los pocos que trabajan, no llega su salario a 40 euros mensuales. Un país donde la unidad familiar la forman 20 personas ya que los varones pueden tener hasta 4 esposas.
Un estado musulmán con rasgos profundos animistas; un pueblo muy supersticioso con ancestrales tradiciones… Un pueblo donde hace un año estaba penado ser homosexual, o donde se practica la ablación.
Gambia, es contradicción con piel dura y negra pero con unos pobladores cargados de solidaridad, donde hay aun mucha malaria y condiciones sanitarias difíciles, con una esperanza de vida que no llega a 57 años. La mayoría de sus jóvenes no van a la escuela. Por todo esto y mucho más, su población sueña con emigrar y todas las familias ahorran para enviar a algún miembro en cayuco, jugándose la vida, siendo las remesas la primera fuente de ingresos del país.
Pero creo fielmente que es un territorio que comienza a ver la luz al final del túnel; su nuevo gobierno ya está ejecutando importantes cambios que están propiciando una cierta ilusión. Las arcas están casi vacías, su sistema de impuestos es muy precario… pero están en el camino…
Le propongo que coja su pasaporte y tome un vuelo a este pequeño pero gran país, donde se va a bañar en una experiencia de vida. Le recomiendo que elija un buen hotel de los muy pocos que hay y disfrute de sensaciones vibrantes. Lleve euros y cambie a su moneda, también lo puede hacer en alguno de sus pocos cajeros, eso si, pagar con tarjeta es casi imposible. Que no le vendan excursiones a Senegal, en Gambia hay mucho que ver. Cada día será diferente, cada día escribirá una nueva aventura en tu retina. Camine descalzo por sus kilométricas playas doradas y déjese llevar por sus gentes. No pretendas filosofar de su forma de ser y vivir, en Gambia todo es diferente y no podrá, ni deberá hacer nada para cambiarla ya que su dura historia los ha hecho unos grandes supervivientes.