La hospitalidad se llama Malta (II)

Malta es uno de los países más católicos del mundo y por eso tienen multitud de iglesias; solo en la Valeta hay más de 25. La Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria es el edificio más antiguo pero es la Concatedral de San Juan, antigua iglesia de los caballeros, la que te corta el aliento.

Nada hace sospechar lo que te vas  encontrar en su interior, pues su fachada es más bien sobria pero, cuando cruzas el umbral de su puerta, el brillante y colorido piso de mosaicos que reproducen los escudos y nombres  de cuatrocientos  Caballeros Hospitalarios allí enterrados y, el envolvente y mágico techo abovedado, pintado  de magníficos frescos que muestran varios episodios de la vida de San Juan,   te dejan  fascinado. Mattia Preti, “el calabrés”, fue el artífice de esta maravillosa obra pintada directamente sobre la piedra del techo. Las tallas de sus muros de piedra de color dorado y verde son de una riqueza extraordinaria y tienen la peculiaridad que todas están realizadas “in situ”.   La Catedral cuenta con ocho capillas dedicadas a un santo patrón por cada una de las lenguas de la Orden. La capilla de la Lengua de Aragón y Navarra cuenta con el cuadro “San Jorge matando al Dragón”, uno de los primeros pintados por Mattia Preti. El Altar de oro, plata y bronce te impresiona pero, es en el Oratorio, donde encontramos la obra maestra de CaravaggioLa decapitación de San Juan Bautista” de 1608, única obra firmada por el autor.

La Concatedral Anglicana de San Pablo Naufrago, primera iglesia protestante de 1839, tiene una enorme cúpula, que destaca en el “skyline” de la Valetta, y contiene una estatua, la “Procesión”, que está considerada como una de las mejores del país.

Visita obligada también es el Museo Nacional de Arqueología de Malta, situado en un antiguo albergue de la Orden. De estilo barroco,  su fachada tiene características manieristas. Su Gran Salón, utilizado para las grandes discusiones de los caballeros o los grandes banquetes, te sorprende  por sus ricas pinturas  y sirve para exposiciones temporales. Su tema principal es la prehistoria de Malta y cuenta  con una importante colección de los yacimientos arqueológicos del país con importantes piezas: la “venus de Malta”  del templo megalítico de Hagar Quimo, de la que se conservan las enormes piernas que dan una idea de lo imponente que debía ser (las figuras femeninas obesas estaban ligadas tanto a símbolos de fertilidad como a divinidades principales puesto que las muy raras esculturas masculinas no parecen tener un significado de divinidad).  Interesantes también  los altares megalíticos de los templos de Tarxien, cuyos diseños en espiral resultan de lo más moderno. Pero lo que más me gustó fue la “venus dormida” del Hipogeo Hal Saflieni, (declarado Lugar Patrimonio de la Humanidad), una preciosa estatuilla de una venus dormida con cuidados detalles.

El Museo de Bellas Artes cuenta con colecciones de arte del siglo XII hasta el siglo XX pero destaca, sobretodo, por la magnífica escalera del siglo XVII de estilo rococó.

En Valeta todo está cerca y, a poca distancia de la Concatedral de San Juan, podemos adentrarnos en la Plaza de la Reina donde, preside una estatua de la Reina Victoria frente a la Biblioteca Nacional, último edificio que construyeron los caballeros. Numerosas terrazas nos esperan para que degustemos algún plato de la enorme y variada gastronomía maltesa. En la terraza del precioso Café Cordina puedes tomarte una fría y deliciosa cerveza Cisk maltesa para apagar la sed y un delicioso plato de conejo, Stuffa Tel-fenek, especialidad maltesa,  o una Timpana (macarrones rellenos de carne picada y huevo duro cubiertos de hojaldre horneado) o el “lampuki (dorada) para terminar con un Kannoli de postre (tubito relleno de crema) o acercarte a Rubino, restaurante clásico desde 1906, donde puedes elegir entre  un cordero asado con vino tinto y laurel, con verduras y puré de patatas,  la cassta siciliana, pastel de queso ricota con mazapán y frutas escarchadas, o el Pez espada con salsa de tomate y  alcaparras….Todo está riquísimo.

Tras reponer fuerzas, en el otro extremo de la plaza, el Palacio del Gran Maestre (1572). De estilo barroco guarda en su interior un museo de Armería interesante. Como a la muerte de un caballero, su armadura pasaba a ser propiedad de la , podemos admirar incluso la armadura de La Valette. También la Sala del Trono con los frescos alusivos al Gran sitio de Malta de 1565 y una galería de trovadores tallada y pintada cuya madera se dice que proviene del buque insignia de la Orden “la gran Carraca de Rodas”. En la “Sala de Tapices gobelinos” los tapices creados expresamente para esta sala con motivos de la fauna y flora de los cinco continentes, fueron donados por el Gran Maestre Ramón de Perellós , de origen español,. Y , por último, “la Sala de los Embajadores” rodeada de los retratos de todos los grandes Maestres de la Orden de Malta. En la actualidad la Presidencia de la Republica de Malta y sede de su Parlamento.

El Teatro Manoel es uno de los más antiguos de Europa y fue construido por el entonces Gran Maestre de la Orden, por lo que lleva su nombre, para ofrecer al pueblo “una forma decente de entretenimiento”. En la actualidad se realizan numerosos festivales como el Malta Jazz Festival.

Si seguimos por la calle peatonal de la Republica llegaremos al Fuerte de San Elmo de 1551. En esta colina rocosa ya existía un pequeño fuerte construido en 1488 por los aragoneses, pero fueron los caballeros quienes lo reforzaron. Construido con forma de estrella resistió durante un mes los ataques de los otomanos durante el gran asedio. A modo de curiosidad, allí se rodó “el expreso de Medianoche”. En su interior el Museo Nacional de la Guerra donde se encuentran el “Gloster Gladiator”, uno de los aviones utilizados en las islas al principio de la guerra y la “Cruz de San Jorge”, con la que el rey Jorge VI condecoró a Malta en la Segunda Guerra Mundial. No debemos olvidar que Malta fue el lugar más bombardeado del planeta ( 154 días y noches) causando numerosos perdidas en número de malteses y edificios. (el edificio de la Royal Opera House se conserva en ruinas para dar testimonio del pasado). Tal vez esta sea la razón por la que existe un gran entramado de túneles, refugios antiaéreos y bunkers construidos para proteger a la población y a los militares británicos y, el más conocido, es el “Lascaris War Rooms,” donde se instaló el centro de operaciones de la Marina y la Fuerza Área real del Reino Unido en el Mediterráneo y que hoy se puede visitar como museo.

Pero la Valeta no son solo edificios e iglesias. Sus vistas panorámicas son espectaculares: Desde los “Barrakka Garden” podemos admirar una de las mejores vistas de la ciudad y de “Las Tres Ciudades”: Vittoriosa, Senglea y Cospicua, (fortificaciones de origen medieval) y, si esperamos a la noche, el silencio se transforma en animación y  música de ambiente de sus discotecas y las luces que la alumbran aumentan, si cabe, el encanto de La Valeta.