Mauritania, tierra mágica

Situada en el Norte de la costa Occidental africana, Mauritania representa el punto de unión entre dos mundos absolutamente diferentes; el África negra y el África blanca. Con una extensión de 1.030.700 kms. cuadrados, el territorio mauritano muestra un variado mosaico de paisajes, casi irreal, que van desde el desierto y sus oasis, hasta los bosques y acacias.

Por las particulares características de su relieve, podemos dividir el país en seis grandes regiones geográficas: la Costa, rectilínea y poco accidentada, donde el desierto se interna en el Atlántico, creando un paisaje de marismas, islas y bajos fondos, conocida como la «Costa de los Naufragios«; la Meseta montañosa, que está formada por el Adrar y el Tagant; al Este del Adrar y el Tagant se encuentran las impenetrables arenas del desierto del Sahara mauritano; las Mesetas del Norte (Zemmour), que sirven de frontera oriental, con su espectacular paisaje de cordones de dunas; y la región del Hodh al Sur, delimitada por la gran ribera de lo que antaño fue un enorme lago sahariano.

Mauritania atesora una importante cantidad de yacimientos prehistóricos, aún por estudiar, que se remontan al Paleolítico inferior.

Hacia el año 4000 a. C. pueblos sedentarios de agricultores, pastores y pescadores se instalan en las orillas del gran lago sahariano que se encontraba en la región de Aoukar. Testigos muchos de esa época son las abundantes pinturas rupestres que nos hablan de una fauna en la que abundaban felinos, jirafas, bóvidos, etc.

El cambio climático sufrido por la zona, cuyo proceso de desertización aún vive, trae como resultado el empuje de tribus blancas del norte con lo que la población negroide retrocede cediendo su lugar a los beréberes, que con la llegada del camello, se convierten en los grandes nómadas del desierto.

Sin embargo, el período de gloria de la historia mauritana llega en el siglo XI, cuando, llevados de la mano de sus caudillos almorávides, inician la guerra santa que extenderá los límites de su imperio desde orillas del río Senegal hasta la Península Ibérica, islamizando todo el Occidente africano. Posteriormente se produce la llegada de los Hassanes, procedentes de Arabia, que traen consigo el desarrollo espectacular de la música, la danza y sobre todo la poesía, momento éste en que la lengua Hassanya se impone sobre el beréber, concluyéndose así la arabización de Mauritania.

Los primeros contactos europeos se producen en el siglo XV, cuando navegantes portugueses buscan una ruta a Oriente circunvalando África. De esos contactos surgen los primeros asentamientos portugueses en la zona de Arguín, para posteriormente tanto españoles, holandeses, franceses como británicos disputarse el dominio comercial de la zona. Finalmente en 1819, con la instalación de los franceses en Saint Louis, como capital de sus posesiones en la costa Occidental africana, toda la zona queda bajo la influencia y control francés. En 1990 fue firmado un acuerdo para delimitar las fronteras entre el Sahara español y francés. En 1904 Mauritania pasó a depender del África Occidental francesa, entrando a formar parte como una colonia más en 1920, hasta noviembre de 1960 año que obtuvo su independencia.

Documentación necesaria

Es necesario pasaporte en vigor y visado.

Divisas:

La unidad monetaria mauritana es la «ouguiya«, que no tiene cotización exterior.

Equipaje:

Es aconsejable llevar ropa de tejidos naturales y calzado cómodo, así como gafas de sol, sombrero o gorro. Las noches en invierno son frías, por lo que es buen idea incluir alguna prenda de abrigo.

Festividades:

Mauritania es un país musulmán, por tanto los Viernes y fiestas islámicas son festivos. Las oficinas gubernamentales, bancos y tiendas cierran todos los Viernes y festivos.

Clima:

El clima es típicamente desértico en el interior, moderándose en la proximidad de la costa y al sur del país, con temperaturas elevadas y precipitaciones siempre muy escasas, que disminuyen de Sur a Norte.

Gentes y costumbres:

De cultura islámica, los mauritanos son de carácter hospitalario, apegados a sus costumbres por lo que deberemos intentar ser respetuosos con sus tradiciones.

Flora y fauna:

En contra de lo que se pueda pensar, Mauritania posee una flora y fauna excepcional, con rarezas tanto zoológicas como botánicas exclusivas. Dejando a un lado la belleza de los dos parques nacionales localizados al Norte y Sur del país (Arguín y Diawling respectivamente), Mauritania nos sorprende con curiosidades tales como una especie de cocodrilos localizados en el Tagant y el Affolé, helechos saharianos, únicos en el mundo y localizados en el Oasis de Terjit; la misteriosa montaña de Hairé Taghada, envuelta en brumas y donde crece el bambú, dando cobijo a leones, leopardos, babuinos, sin duda una de las regiones menos exploradas del África; o los no menos curiosos manglares de la isla de Tidra  y del Cabo Timiris, los más septentrionales del continente africano, que se resisten a las duras condiciones de la costa mauritana.

El animal más conocido, en grave peligro de extinción, es la Foca Monje, cuya última colonia, de apenas un centenar de ejemplares, se encuentra localizada en el Cabo Blanco, a escasos kilómetros de Nouadhibou.

Entre el resto de la fauna destacan damanes, hienas, chacales, gacelas, jabalíes verrugosos, halcones, y por supuesto buena parte de las aves migratorias de Europa, que encuentran en Arguín y la desembocadura del río Senegal una de las mejores zonas de anidamiento del mundo.

Economía:

Mauritania presenta las características de un país subdesarrollado, basando su economía en la ganadería, agricultura, pesca y minería. Sólo el 0.2% de la superficie del país se halla cultivada. Especial atención merece la explotación minera del hierro de F’Dérick y Zouérate, y del cobre de Akjoujt. En la agricultura  produce básicamente mijo, maíz, sorgo, dátiles, destacando también sus exportaciones de goma arábiga.

Idioma:

Desde 1991 el idioma oficial es el árabe, aunque normalmente se emplea el «Hassanya» un dialecto de origen árabe. El francés es la segunda lengua, no siendo raro en Nouadhibou que hablen algo de español.

Gastronomía:

De la gastronomía mauritana destacan los platos cocinados con arroz, carne de cordero, camello, pescado, couscous mauritano, mantequilla de cabra, dátiles y los platos de influencia senegalesa y marroquí.

El alcohol es muy caro, no siendo fácil de adquirir. Sólo se permite la venta en establecimientos con licencia especial. Sin embargo es una delicia tomar el típico té con menta, servido con el ritual de los tres tés.

Diferencia horaria:

Mauritania tiene una diferencia horaria, con respecto a la España peninsular de 1 hora menos en invierno y de 2 horas en verano.

Población:

La población de Mauritania es de 2.171.000 habitantes, uno de los países con menos densidad de población del mundo ( Sólo 2 habitantes/km. cuadrado).

Salud:

No se exige vacunación alguna, aunque recomendamos profilaxis de la malaria para viajes en el sur de Mauritania. En cualquier caso rogamos consulten en Sanidad Exterior.

Compras:

Plata, oro, trabajos en cuero y artesanía en cobre.

Programas:

Parques Nacionales de Mauritania.

Hasta hace muy poco cerrado al turismo, Mauritania se ofrece como un destino sorprendente en el que nuestro programa permitirá contemplar sus dos Parques Nacionales; Arguín y Diawling con paisajes completamente diferentes, que nos dará una idea de los contrastes y tesoros naturales que encierra el país, un destino para los viajeros en busca de zonas vírgenes.

Mauritania: Mundo Perdido.

El objetivo es visitar la más famosa de las ciudades del sur mauritano: Oualata, «La Ribera de la eternidad», antaño una de las más importantes ciudades caravaneras e importante centro religioso del Islam. Para ello recorreremos en su totalidad la «Carretera de la Esperanza», que nos permitirá adentrarnos en la zona sur del país, con sus contrastes y sus ciudades perdidas, entre las que destaca Koumbi Saleh, la antigua capital del Impero de Ghana. Una experiencia imborrable para viajeros emocionales.

Mauritania: El Gran Sur.

Nos permitirá conocer las regiones menos visitadas de Mauritania, recorriendo la verdadera frontera de los dos mundos, el desierto y las riberas del río Senegal, desbordantes de vida. Es una región aún por explorar y una aventura para los más audaces.