MOSCU ASOMBROSA (II)

El Kremlin, fue una fortaleza construida por el príncipe Dolgorukii, “Brazo Largo” que estaba rodeada por una empalizada de troncos hasta que, el príncipe Dmitri Donskoi construyó una muralla de piedra blanca y, posteriormente, Ivan III levantó el muro de ladrillos rojos que sigue en pie hasta hoy día. Tras el traslado de la capital a San Petersburgo solo recupero su importancia en 1918 al instalarse en el mismo el Gobierno Soviético.

La Torre Troitskaya, la más alta, es la que atravesó Napoleón al invadir Rusia. Ahora “la Internacional” suena en mi cabeza; letra y música francesas pero, mundialmente famosa, gracias a  Lenin que la convirtió en el himno nacional de la Unión Soviética.  Francia y Rusia ligados por la música.

Dos edificios civiles me salen al encuentro: el Arsenal, amarillo y blanco, última resistencia de los oficiales fieles al zar en la revolución del 1917 y El palacio de Congresos, que mando construir Nikita Jruschov. A unos pasos de distancia se halla el Senado,  enfrente el “cañón del Zar”, que nunca fue disparado y que exhibe proyectiles de mayor diámetro que la boca del cañón (dicen las malas lenguas que porque fueron fabricados en San Petersburgo cuya rivalidad con Moscú es conocida). Siguiendo el camino, la torre del campanario de Ivan el Grande” y La torre Spasskaya (del Salvador), presidida por un icono del Salvador ante el cual. incluso el zar. debía quitarse el sombrero. El sonido de su carrillón se retrasmite por Radio Moscú de 6 de la tarde a 12 de la noche. A su lado la campana de la Zarina”·, la mayor del mundo pero que se rompió antes de poder usarla.

Con “la Liturgia de San Juan Crisóstomo de Tchaikovsky”, sin habla por la admiración,  entré en La “Plaza de las Catedrales”, con sus impresionantes iglesias de cúpulas doradas. Anna, nos explicó que los templos ortodoxos tienen ciertos requisitos: en su lado oriental siempre debe está el altar y siempre separado del centro por una pared de iconos llamada “iconostasio”. Si te fijas en el segundo icono de la derecha. sabrás a quién está dedicada la iglesia. Importante también es el número de cúpulas:  una cúpula simboliza a Cristo; dos representan las dos naturalezas del Hijo de Dios; tres, la Santísima Trinidad; cinco, Cristo con los cuatro evangelistas; siete, los siete sacramentos; nueve, la jerarquía celestial; y trece, Cristo con los doce apóstoles.

“La Catedral de la Dormición o de la Asunción”, combina el estilo tradicional ruso con las ideas del Renacimiento Italiano. De piedra caliza gris. tiene cinco dorados “domos”, cúpulas. Durante siglos, en esta Catedral tuvieron lugar los acontecimientos más importantes de la vida del país. En su interior destaca su altar con su iconostasio, que estuvo recubierto de plata repujada y que fue saqueado por las invasiones Napoleónicas. Recuperada esa plata, fue utilizada para realizar la araña central de la iglesia actual. En esta Catedral se conserva el llamado “Trono Monómaco”, el trono de Iván el Temible.

“La Catedral de la Anunciación”, con sus 9 doradas cúpulas y su blanca fachada, era la iglesia privada de la familia real. Tiene el suelo de jaspe y conserva frescos de 1508. Se dice que tras  el tercer divorcio de Ivan IV ,  como en la religión ortodoxa no se podían casar más de 3 veces, se le impidió al zar casarse de nuevo en el templo, por lo que se le construyó un porche, desde cuya ventana pudo seguir la ceremonia de su boda.

A su derecha se encuentra la “Catedral del Arcángel San Miguel”, de estilo Renacentista. Necrópolis principal de los zares de Rusia hasta el traslado de la capital a San Petersburgo; en esta Catedral de forma excepcional, fue enterrado, tras el iconostasio, Ivan IV, “el temible”, porque tenía miedo a condenarse por sus crímenes y quería garantizarse el paraíso. Destaca el baldaquín especial de piedra blanca que conmemora la tumba del zarévich Dimitri, su hijo, canonizado como mártir de la iglesia ortodoxa.

Cerca de la plaza roja se encuentra “La Plaza del Manége” o “El Picadero”, construido por el ingeniero canario Agustín de Betancourt que, con sus “armaduras de techo”, permitía que los ejercicios ecuestres libres de obstáculos. En la Plaza hay un gran centro comercial subterráneo con una cúpula de cristal coronada por una estatua de San Jorge, patrón de la ciudad. Y allí, en los jardines de Alejandro, podemos admirar  un precioso lago artificial con esculturas ilustrando los cuentos de Krylov. Es precioso pasear por ellos.

Desde el lago, del que se dice inspiro a Tchaikovski, para su “Lago de los cisnes” pudimos divisar el impresionante campanario y la silueta del  Monasterio Bogoródotse-Smolenski Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Construido en 1524.  se cuenta que el zar Ivan IV encerraba en él a las viudas de los nobles asesinados por él y que, los franceses antes de abandonar Moscú, intentaron dinamitarlo y que incluso  prendieron las mechas  pero, dos monjas , arriesgando su vida, las apagaron.

La última iglesia que visité fue la “Catedral del Cristo Salvador”, sede del Patriarca Ortodoxo de Moscú. Stalin mando dinamitarla para poder construir su futuro Palacio de los soviets, pero no llego a construirse y terminó por ser la mayor piscina al aire libre del mundo. Con el apoyo de   Boris Yeltsin, en 1994, empezó la reconstrucción histórica exacta a como estaba antes de su demolición. Del blanco en su exterior pasamos de pronto al más absoluto colorido en su interior: diferentes piedras  de diferentes colores combinadas en composiciones bellísimas adornan suelo y muros.

Navegando por el rio Moscova me topé con una gigantesca estatua de Pedro I el Grande a la que coloquialmente  llaman “Pedro Colon”. Su escultor, Zurab Tsereteli, la intentó vender a los EEUU y a algunos países de Hispanoamérica pero nadie quiso comprarla y el alcalde de Moscú,  amigo del escultor, la compró para conmemorar los 300 años de la armada rusa que el zar creó,  para lo cual cambiaron la cabeza de Colón por la del  zar  que ahora viste calzas al estilo genovés.

La historia de Moscú no termina con los zares y, son imponentes los edificios llamados “las siete hermanas” que debían conmemorar el 8º centenario de la ciudady «mostrar la grandeza del proletariado como verdaderos dueños del arte y de la cultura”. El espíritu con el que se construyó el bellísimo Metro de Moscú, “Palacios para el pueblo” con mármoles, mosaicos, vidrieras, esculturas….. La historia cuenta que, en 1943, a Stalin  se le derramó una taza de café sobre los planos del subterráneo y, la huella del anillo que dejó, fue lo que le dio la idea para hacer la línea circular Koltsevaya,  que por eso tiene el color café en los mapas.

Con la Symphony No. 6″Pathétique»Tchaikovsky, reconozco que me encanta este compositor,  y los versos de Serguéi Yesenin me despedí de esta bellísima ciudad, pero estoy segura que no para siempre: “Adiós, amigo mío, adiós/tú estás en mi corazón./Una separación predestinada/promete un encuentro futuro.”