Fusión de imágenes y música española y china para evocar la Poesía y la Pintura de Jiangnan
Puede resultar sorprendente combinar imágenes de ciudades españolas como Madrid, Sevilla y Toledo con los espectaculares Monte Jianglag, Lago del Oeste o Templo de Lingyin en China. Y quizá más ver bailar a una joven pareja española el pasodoble “España cañí” al ritmo del guqin, una especie de cítara horizontal, el tambor dagu, la flauta xiao o con cuencos de cerámica celadón, instrumentos tradicionales chinos. También embellecieron el acto cinco espectaculares modelos españolas con un desfile de moda inspirado en Heaven Gaia, que representa la estética vaporosa de la moda oriental, y una pequeña muestra de danza con cintas de colores de ópera Wu. Pero la idea de esa fusión de culturas y atractivos turísticos entre España y la provincia de Zhejiang era el objetivo principal de la presentación que llevaba el bello título de «Jiangnan, la evocación de la Poesía y la Pintura» que ha tenido lugar en Madrid hace unos días.
Tras unos años de relativo silencio, China vuelve a promocionarse en España y muestra sus aspectos más atractivos, como la Cultura, la Naturaleza, la Historia y, por supuesto el Turismo; o, como en este caso, también la Poesía y la Pintura. Ahora que se ha suprimido el visado para los visitantes españoles, es buen momento para ir, o volver, a China. La región de Zhejiang, junto al Mar de la China Oriental, al sur de Shanghai, coincidiendo con el 50 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y España y el Año de Intercambio Cultural y Turístico, ha hecho esta vistosa presentación a la que acudieron más de 100 invitados, entre autoridades, agentes de viajes y periodistas. El acto fue presentado por la polifacética Esperanza Liu, que hizo alusión al título de la convocatoria mencionando a dos de los grandes poetas, ambos Premios Nobel de Literatura, que visitaron la región separados por casi 100 años: el bengalí Rabindranath Tagore en 1924 y el francés Jean-Marie Gustave Le Clézi en 2019, ambos obsesionado con la literatura china por su creatividad y vitalidad históricas. La pintura está representada, sobre todo por Xu Wei de Shaoxing, en la provincia de Zhejiang, que desarrolló considerablemente el «estilo agradable» de la pintura china, llamado Xieyi, sobre todo en la pintura de pájaros y de flores. Hoy la región tiene algunos de los mejores acuarelistas chinos.
A la presentación asistieron, entre otros, el Vicepresidente de la provincia de Zhejiang Hu Wei, el Embajador de China en España, Yao Jing, el Primer Inspector del Departamento de Cultura y Turismo de la provincia de Zhejiang, Xu Peng, la directora del Centro Cultural Chino de Madrid y de la Oficina de Turismo, Yang Changqing, y, por parte española Daniel Rodríguez, Vicepresidente de Economía de la Comunidad de Madrid, Héctor Coronel, Director de Turismo del Ayuntamiento de Madrid, Hilario Alfaro, Presidente y Luciano Ochoa, Coordinador de Turismo respectivamente de Madrid Foro Empresarial y Angel Asensio, Presidente de la Cámara de Comercio de Madrid.
Ejemplo de la China milenaria y moderna
Zhejiang debe su nombre al río Qiantang, el más largo de la provincia, que literalmente significa “río serpenteante” y es la columna vertebral que alimenta los paisajes naturales de este destino, únicos en el mundo. Esta provincia, con apenas 110 kilómetros cuadrados (la quinta parte que España) pero con más de 58 millones de habitantes, representa el prototipo de la China milenaria, –de hecho la ciudad de Shaoxing, a 60 km. al sudeste de la capital, Hangzhou, se cree que es la ciudad más antigua de China–, pero también es buen exponente de la China más vanguardista, una de las más prósperas, desarrolladas y densamente pobladas del país, y es mundialmente conocida por su producción de té, seda y arroz.
Su situación, en la costa sureste del país, marca el carácter de sus paisajes: cuenta con un inmenso litoral que mira al Mar de China Oriental y una superficie similar a Islandia o Corea del Sur, de 101.800 kilómetros cuadrados salpicados de zonas agrícolas, pesqueras y comerciales. Su exuberante naturaleza, su inagotable patrimonio cultural y arquitectónico, y su herencia culinaria, fundamental para la gastronomía tradicional china, son algunas de las razones por las que Zhejiang es el gran destino emergente de este país.
Destacan, entre otras atracciones, el Pabellón Tianyi, la biblioteca privada más antigua de China, con más de 300.000 libros en sus archivos; o el impresionante Lago del Oeste, uno de los cuatro sitios nombrados Patrimonio Mundial de la UNESCO en Zhejiang y fuente de inspiración para poetas y escritores que versaron sobre su inigualable belleza. El Gran Canal, que también ha sido reconocido por la UNESCO como Patrimonio Mundial, no es solo el canal más largo y antiguo del mundo, es también una maravilla de la ingeniería antigua, que en el siglo VII consiguió desarrollar un sistema hidráulico que permanece hasta nuestros días. También las ruinas arqueológicas de la ciudad de Liangzhu en Hangzhou, provincia de Zhejiang, que datan de hace 5.300 años, fueron inscritas recientemente en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco en 2019. A ellos se une la Montaña Jianglangshan que forma parte del conjunto de seis lugares de geomorfología Danxia repartidos por toda China.
Lugar de peregrinación budista
Zhejiang guarda parte de la herencia del budismo chino, en sus paisajes y templos se hunden las raíces de sus rituales y creencias, que resuenan en la Montaña Tiantai, destino de peregrinaje conocido por los habitantes de la zona como “la escalera hacia el cielo”. Las huellas budistas también permanecen en el templo del Templo del Retiro de las Almas, uno de los 10 templos budistas más relevantes del budismo chino, o en el Monte Putuo, en la isla del mismo nombre, considerado el “Reino de los Mares” por el budismo, que ofrece también una ruta de senderismo única en el mundo. Esta montaña es una de las cuatro en el país que son consideradas sagradas por los budistas. La belleza de los paisajes de esta isla conformaba un fondo perfecto para los templos y otras edificaciones religiosas que se construirían allí para esta religión. En sus mejores días esta isla llegó a tener 82 templos y conventos que junto a 128 refugios lograban dar un hogar a unos cuatro mil monjas y monjes budistas.
La vibrante capital de Zhejiang, Hangzhou, fue considerada en la Edad Media como el Paraíso Terrenal, entre sus admiradores estaba Marco Polo que se deshacía en elogios a los jardines y templos de la ciudad. Hoy es una bulliciosa ciudad rodeada de naturaleza, con espacios de compras y artesanía como su pintoresca calle Qing He Fang; la imponente Pagoda de las Seis Armonías (erigida en el año 970); o el interesante el Museo Nacional de la Seda, en el que se pueden admirar los vestigios más antiguos del mundo asociados con la cultura de la seda y el arroz en China. Lo mismo ocurre con el templo de Lingyin, un complejo budista fundado en el 326 d.C. y cuya apariencia actual corresponde a la dinastía Qing (1644-1912).
Para completar el recorrido, también se aconseja visitar las plantaciones de té del Pozo del Dragón, sin olvidar la bulliciosa Hefang jie, una concurrida arteria atestada de mercadillos. Igualmente, no debe dejarse de prestar atención a la oferta de ocio nocturno de Hangzhou, ni a su rica gastronomía, presidida en una región con agua dulce y salada por todas partes, por los pescados y mariscos.