Se repite la historia: un humilde pueblo de pescadores se convierte en un descollante y próspero destino turístico.
Situado en la península del Sinaí, Sharm el-Sheikh (Egipto) es un destino obligado para amantes del mar y de la aventura, pero también para quienes se interesan por los entornos naturales y la historia. Esta ciudad turística egipcia bañada por el Mar Rojo es un enclave de singular belleza que nos invita a adentrarnos en un universo de ensueño.
Aún recuerdo el impacto que me produjo sumergirme por primera vez en sus cristalinas aguas: fue como entrar en una película de animación, en un mundo desbordante de colores, con infinidad de especies de peces y un inabarcable arrecife de coral. Un auténtico paraíso para amantes del buceo y del snorkel, no en vano es considerado uno de los mejores destinos mundiales para la práctica de ambas actividades deportivas, especialmente el Parque Nacional Ras Mohamed. No hay palabras para describir tanta belleza. Y no sólo destaca por su valor marino, también es una reserva con un ecosistema desértico digno de admiración. Con una superficie total de 480 km2, de la que 345 km2 son terrestres y 135 km2 marinos, Ras Mohamed se encuentra situado a escasos 12 kilómetros de Sharm el-Sheikh y en su inmensa extensión es posible admirar más de 200 especies de corales, 1000 de peces, 40 de estrellas de mar, 100 de moluscos y 150 de crustáceos, sin olvidar los restos de los múltiples naufragios que se han producido en la zona, en torno a los que se ha creado un ecosistema lleno de vida, en el que destacaría el arrecife Yolanda, que recibe el nombre de un carguero que naufragó en la zona, y el arrecife Shark, por los tiburones que habitan en este enclave.
Los amantes de la historia tienen una cita inaplazable con el Monte Sinaí y el monasterio de Santa Catalina, uno de los primeros de la cristiandad, situado en un impactante escenario, la boca de un cañón a 1600 metros sobre el nivel del mar. Una experiencia cautivadora es ver amanecer en lo alto del Monte Sinaí, eso sí, después de subir los 750 escalones que nos conducen hasta el lugar bíblico donde Moisés recibió las Tablas de la Ley que contenían los Diez Mandamientos. Religión, naturaleza y paisaje se funden en una visita en la que el esfuerzo físico se verá recompensado por unas vistas magníficas. A la bajada encontramos el monasterio de Santa Catalina, edificio religioso amurallado declarado Patrimonio de la Humanidad (2002) que data del siglo VI y que acoge la Basílica de la Trasfiguración. Cabe reseñar que en este monasterio se custodia una espléndida colección de códices y manuscritos con más de 3500 volúmenes escritos en distintas lenguas, lo que la convierte en la segunda colección más importante del mundo tras el Archivo Vaticano. Cuenta también con extraordinarias obras de arte, entre las que destaca el Pantocrátor del Sinaí, representación pictórica de Cristo como Rey del Universo, todopoderoso y triunfante. Reconozco que me llamó poderosamente la atención el osario de los religiosos fallecidos, ubicado en la capilla de San Trifón,… otras visitas de gran interés para personas de marcada fe cristiana son la bíblica zarza “que ardía sin consumirse”, donde se apareció el ángel del Señor, o el pozo donde Moisés conoció a su esposa.
Para disfrutar de un espectacular safari fotográfico podemos recorrer el desierto en un 4×4 y recorrer el mar de dunas y fortalezas pétreas de sinuosas formas y múltiples colores, sin olvidar el inevitable paseo en camello por la zona, que habitualmente termina a orillas del mar en la zona de Dahab, donde adentrarnos en el impactante Blue Hole, orificio marino provocado por la erosión natural en la piedra, uno de los lugares de referencia para hacer snorkel. Y si no les parece suficiente aventura en el desierto, pueden apuntarse a una caminata de unos noventa minutos a través de un desfiladero de paredes sinuosas y múltiples colores ocres y rojizos, que les permitirá soltar toda la adrenalina.
Para hacer turismo de compras, la visita imprescindible es Naama Bay, una bahía muy cosmopolita y animada, de aspecto europeo, donde encontrar todo lo que un turista internacional pueda desear relacionado con las compras y el ocio.
En cuanto a la gastronomía, Sharm el-Sheikh guarda todas las características propias de la cocina egipcia, en la que predominan las carnes de cordero y ave, tanto asados como horneados o a la parrilla, tajines, wara’a aynab (hojas de parra rellenas), falafel (preparado con harina de garbanzos), hummus… para terminar con unos deliciosos baklawa, dulces con base de hojaldre, rellenos de frutos secos y recubiertos de miel, acompañados de una deliciosa infusión de hinojo, canela o hibisco.