Leer es viajar

Cómo descubrir otros mundos a través de la lectura


“Mi abuelo dice que los libros son para eso: viajar sin moverse ni una pulgada”·. Esta es una cita que a la escritora Jhumpa Lahiri le gusta evocar. Los libros para Ashoke, su abuelo, llegaron a ocupar la parte central de su vida. Se convirtieron en su vía de escape. Su forma de liberarse de las preocupaciones cotidianas y recurrentes que acechaban su mente. Y, lo más importante, los libros fueron su vehículo para viajar sin levantarse del sillón. Esta visión de la lectura coincide exactamente con la de la escritora Anna Quindlen: “Los libros son el avión, el tren y la carretera. Ellos son el destino y el viaje. ¡Y están en la casa!”

“Con los libros –agrega Quindlen—he viajado no sólo a otros mundos, sino al mío propio. Aprendí quién era yo”. Con esta confesión sintió que ella también existía gran parte del tiempo en una dimensión diferente de todos los demás. Un universo paralelo en el que podía suceder cualquier cosa. Y es que el hecho de sumergirse en la lectura es un fenómeno que abre al lector un mundo ilimitado de posibilidades. Despierta las células del cerebro de suerte que hace pasar por real lo inventado. La letra impresa tiene una automática traducción visual y psicológica en la mente del lector. Le permiten a éste imaginar con puridad los personajes y los paisajes por los que discurre la narración. Más aún: se le pueden despertar nuevas ideas mientras lee. El lector irredento se pregunta muchas veces si leer (o escribir) no será en realidad la vida más auténtica. Como dijo Ernest Hemingway “Muchas ficciones literarias son más verdaderas que si hubieran sucedido realmente”

“Una persona sin libro es como una casa sin ventanas”

Ashoke cree que mientras lee se traslada desde el mundo real a un mundo nuevo creado por el autor del libro. Y que la obsesión de viajar leyendo le salvó la vida. Su nieta, la escritora Lahiri, parece haber heredado la misma pasión. Lo refleja en su libro The Namesake. Cuenta en él que se siente tan conectada psicológicamente a los libros que no sabe cómo describir este sentimiento. Sólo acierta a decir que los libros son para ella una maravillosa sublimación. Por una parte, la liberan del estrés y de las preocupaciones cotidianas. Y, por otra, la lectura le muestra nuevos lugares, nuevas ideas, nuevas culturas y nuevos personajes. No sólo para saber que no estamos solos, sino para ampliar nuestro mundo y descubrir los misterios del universo.

De ahí la emoción que muchos lectores sintamos al atravesar el umbral de viejas librerías en donde se almacenan miles de títulos usados, antiguos y modernos, que excitan nuestra imaginación, invitándonos a escapar a cualquier parte del mundo donde se pueden encontrar novelas o ensayos de Borges, Dickens, Hemignway, Kundera y mil autores más con los que dar la vuelta al mundo a precios irrisorios .Los que amamos lo libros a menudo nos preguntamos: ¿No será la lectura la forma más auténtica de viajar?  “La persona que no lee -concluía Mark Twain– no tiene ninguna ventaja sobre el que no puede leer”.

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