María del Carmen Cespedosa Sánchez
La capital y la provincia de Almería ofrece numerosos atractivos de todo tipo: culturales, de naturaleza, festivos… y, naturalmente, gastronómicos. Aquí se proponen diez ideas para disfrutar esta región no tan conocida.
Alcazaba. Es el principal monumento de la ciudad y, sin duda, el más visible. Domina Almería desde el siglo X y es la fortaleza más grande de Europa. Es la gran muestra del esplendor árabe de Abderramán III, belleza levantada en piedra y una enorme extensión donde acantonar a un ejército de 20.000 hombres para defender la última frontera. Tanto que impresionó a los Reyes Católicos en la toma de la ciudad en 1489. Tal vez por eso quedó en pie tras la Reconquista. Campamento militar, fue refugio de la población civil en las razzias y asedios, palacio y residencia de gobernantes, mezquita, baños, aljibe y mercado comercial de la ciudad. Con sus 1430 metros de perímetro amurallado, es, después de la Alhambra, la construcción musulmana más grande de España.
Catedral. Es un ejemplo único de edificio religioso con vocación defensiva, se construyó tanto para el culto religioso como para refugiarse la población de los ataques de piratas berberiscos; es una de las escasas catedrales-fortalezas de Europa. Robusta, de poca altura, con torres en las esquinas, sirvió de ciudadela donde resistir el envite de los piratas y las revueltas moriscas. Último bastión de la ciudad amurallada. Destaca su fachada principal con el empleo de grandes contrafuertes y torreones en sus esquinas, muros macizos y la decoración donde campean el escudo de Carlos I de España y V de Alemania, y el del Obispo Fundador de la catedral, Fray Diego Fernández de Villalán. Es BIC y monumento histórico-artístico.
Desierto de Tabernas. El Paraje Natural Desierto de Tabernas está situado al norte de la ciudad de Almería, entre las sierras de los Filabres y de Alhamilla, que la aíslan de las corrientes húmedas del cercano mar Mediterráneo. Es el mayor desierto de Europa. Cárcavas, taludes, torrenteras y ramblas. Desierto y desolación. Paisaje transportado desde los ricos fondos marinos del Mediterráneo hasta estas calcinadas y áridas llanuras almerienses, donde una paradójica sensación de incertidumbre, desasosiego y asombro se apodera de gran parte de sus visitantes.
Faro de San Telmo. Debe su nombre al patrón de los navegantes. Se ubica en el cerro del mismo nombre y es un mirador con unas extraordinarias vistas panorámicas sobre la bahía y el puerto de Almería, gracias a los 70 metros de altitud sobre el nivel del mar. Se trata de un ejemplar destacado entre los once faros que iluminan las costas almerienses. Su estructura es una torre cuadrangular blanca rematada con una franja negra, adornada en uno de sus muros con el Indalo, símbolo de la provincia de Almería, e integrada dentro del antiguo castillo de San Telmo.
Parque Cabo de Gata-Níjar. Tiene una extensión de 38.000 hectáreas y una franja marina de una milla de anchura. Claves fundamentales para entender y disfrutar de la belleza y riqueza del parque son su flora endémica, vegetación como palmitos, esparto, especies de agave o azufaifos, propia de un clima semiárido único en Europa y un paisaje de gran variedad geológica producto del vulcanismo con coladas de lava, domos o playas fósiles. Bucear en estas cálidas aguas es una sensación inolvidable. En las salinas de Cabo de Gata se concentran multitud de aves de gran interés ornitológico que pueden ser avistadas en alguna de las casetas que hay dispuestas.
Mar de plástico. En pocos años Almería ha pasado de ser la Cenicienta de España, una de las provincias más pobres, a la huerta de Europa. Es el llamado “milagro de Almería”. Un modelo basado en una forma de producción agrícola que ha puesto la marca Almería en las mesas de Europa. La clave hay que buscarla en el “mar de plástico”, los invernaderos con sus legendarios cultivos bajo abrigo, en el desarrollo de políticas de sostenibilidad y a una investigación rigurosa en la búsqueda de la excelencia compatible con la rentabilidad en la producción. Cada año Almería produce más de 3 millones de toneladas de frutas y verduras, gracias a las 29.000 hectáreas de invernaderos y al buen hacer de todos los que integran un sector capaz de cultivar alimentos de calidad con 12 veces menos agua que los necesarios para cultivar a campo abierto.
Níjar. En la ladera de la Sierra de Alhamilla destacan sus casas encaladas y sus privilegiadas vistas. Es centro de la mejor cerámica almeriense, de larga historia, característica por sus colores azulados y verdosos. La cultura del esparto fue durante siglos vital en esta comarca, que hizo del trabajo artesanal de este cultivo y su transformación un arte. El Castillo de San Felipe, también conocido como el castillo de los Escullos, se alza sobre un monte árido en la llamada punta del Esparto, próxima a la localidad de la Isleta del Moro. Se trata de una de las nueve fortalezas que conformaban la línea defensiva que se extendió a lo largo de la línea costera.
Refugios. No es muy conocida la historia de Almería durante la Guerra Civil, ni su sufrimiento. A los pocos meses de comenzar la rebelión, concretamente el 22 de enero de 1937, se inició la construcción de una red de túneles con los que proteger a la población de los bombardeos. En 16 meses, se excavaron casi nueve kilómetros de galerías subterráneas en las que encontraron refugio a la vez hasta 40.000 personas. Hoy son una visita imprescindible, tienen dos metros de ancho con bancos corridos, quirófano y sala de partos, almacén de víveres y ventilación natural. Son de los más importantes y mejor conservados de toda Europa. Quizá buscando un contraste singular, se ha rehabilitado para la visita el tramo que discurre bajo el Paseo de Almería, principal eje de la ciudad, donde se concentran amenas terrazas y tiendas de moda.
Escenario de cine. Aunque el nombre que recibió en los años 60 y 70 pretendía tratarlo con cierto desprecio en contraste con las películas del Oeste filmadas en Estados Unidos, hoy es reconocido como un género importante de la historia del cine. En el desierto de Tabernas se rodaron decenas de películas y nombres míticos como Sergio Leone, Clint Eastwood y muchos otros aprovecharon la belleza de los espacios naturales y crearon escenarios que ahora se mantienen como poblados con espectáculos en vivo: Oasys Park MiniHollywood, Fort Bravo y Western Leone. Pero los paisajes de Almería han acogido a multitud de actores y directores de todos los tiempos, como Steven Spielberg, Peter O’Toole, Charlton Heston, Elizabeth Taylor, Alec Guinness, Richard Burton, Anthony Quinn, Omar Shariff, Sofía Loren, Brigitte Bardot, Roger Vadim, David Lean, Sean Connery, Harrison Ford, Arnold Schwarzenegger…
Tapas. Como no todo es cultura en Almería, hay que hacer de vez en cuando un descanso. Tapear es en Almería un arte, culto popular, cultura en un pequeño bocado. Una exquisitez en porciones. De este talento culinario enorme que se sirve en plato pequeño sabe mucho esta tierra. Tiene hasta un camino para degustar delicias en miniatura: la Ruta de la Tapa, declarada de Interés Turístico Andaluz. Gastronomía en pequeño formato que ha convertido Almería en un destino de excelencia. Cada bar sirve una bebida y, de forma obligada, una tapa que es todo un manjar. Se puede saborear pulpo seco, migas, fritaíllas, caracoles, tempuras de pescado y vegetales, olla de trigo, jibia en salsa, la emblemática chérica, el tabernero, rape con almendras, escabeches, mojama de atún, pescados fritos, gurullos, patatas a lo pobre… Hay decenas de lugares, pero algunos de los imprescindibles son Casa Puga, que se dice que es el bar más antiguo de Almería, y Casa Joaquín.