VENECIA, EL CARNAVAL MÁS FAMOSO DEL MUNDO

Javier Franco

Venecia, por sí sola, tiene una mágica atracción: es una ciudad construida sobre el agua, es la única ciudad del mundo cuyo centro se conserva intacto desde hace casi mil años, cuando se fundó la ciudad. Sus señoriales edificios, sus palacios, sus iglesias, en mármol, piedra o ladrillo han perdurado a lo largo de los siglos, ya que los venecianos han podido conservar su inmenso y rico patrimonio que no fue destruido por invasores o guerras.

Venecia es una ciudad única construida sobre 118 islas de la laguna del Veneto y sosteniendo una lucha constante contra el agua y las mareas. Todo ello hace de Venecia una ciudad dentro del mar, pero al mismo tiempo habitable y comunicada entre sí por innumerables puentes, de los cuales el más famoso, artístico y de mayor tamaño es el Puente de Rialto sobre el Gran Canal. Se habla de que Venecia se hunde unos centímetros cada año sobre la laguna, pero este próximo carnaval 2022, la ciudad habrá resistido a los elementos y estará esplendorosa para recibir a los miles de visitantes que cada año acuden a presenciar su famoso Carnevale.

Ya en la Edad Media, el Carnaval en Venecia era suntuoso y célebre por la riqueza y colorido de sus disfraces y máscaras. Los desfiles sobre el Gran Canal de embarcaciones engalanadas al estilo de carrozas y las góndolas venecianas con adornos relucientes se repetían cada año.

La ciudad se transforma en un gran teatro, cuyo centro es la Piazza de San Marcos. El Ayuntamiento de la ciudad exhibe los mejores disfraces de su colección, que modelos contratados pasean y posan en los alrededores del Palacio Ducal y la Plaza de San Marcos, esperando el flash de miles de cámaras que a diario se dan cita en el centro de la ciudad.

La tradición veneciana de los artesanos de máscaras llamados mascarari ha recibido un gran impulso de la municipalidad. La máscara es un elemento indispensable en el Carnaval, frente a los disfraces, el ruido y la avalancha humana de turistas. El Ayuntamiento veneciano ofrece, unido al Carnaval, numerosos actos culturales, exposiciones y espectáculos para reafirmar su vocación de ciudad punto de encuentro internacional.

Venecia necesita de mucho tiempo para recorrerla y en Carnaval no es la época idónea para sacar el máximo provecho a su visita. El Carnaval invade todos los rincones. Las calles, plazas y locales públicos están a rebosar durante todo el día, las estrechas callejuelas del centro apenas dan cabida a tantas personas. Hay un desfile continuo de disfraces de más de mil formas y colores inimaginables; los tejidos de lana y seda se mezclan con el nylon, el poliéster, el plástico, el metal o el vidrio.

Por supuesto que hay muchas clases de disfraces: los hay muy simples, para estar en ambiente, y otros de cuidada elaboración y que suponen un costo en tiempo y dinero, que son los fastuosos y lujosos disfraces de trajes de época. Cada año hay un lema en que se basa el Carnaval; uno de los personajes más imitado es el famoso Casanova veneciano.

Uno de los primeros actos del Carnaval es el desfile de las barcas y góndolas engalanadas y repletas de personajes con coloridos disfraces que recorren el Gran Canal, pasando bajo el Puente de Rialto y terminando en la Plaza de San Marcos.

En la ciudad hay que dejarse perder entre sus callejuelas, cruzar, bajar y subir sus puentes, como el Puente de los Suspiros, construido alrededor del año 1600 para comunicar las cárceles con el Palacio Ducal y se dice que desde el exterior se oían los suspiros de los reos conducidos al Tribunal.

El Gran Canal es la arteria principal, que junto al resto de los canales constituyen las calles de la ciudad. Por ellos llegan las mercancías, los alimentos y por ellos se recogen las basuras. Es por donde circulan los autobuses anfibios, vaporettos, los lancha-taxi y los barcos particulares. Por la noche, estas góndolas con sus farolas a gas, con el lento navegar a través de edificios milenarios, es uno de los recuerdos inolvidables que sentirá cualquier visitante.

La construcción original de la Basílica de San Marcos fue devastada por un incendio; la actual data de 1603, utilizándose en su decoración los tesoros conquistados por la poderosa flota veneciana. El interior está extraordinariamente decorado: tiene una superficie de 4.000 metros de mosaico con láminas de oro, cuya obra duró 700 años, además de zafiros, diamantes y piedras preciosas que conforman el altar mayor.

En la fachada están los famosos caballos de bronce conquistados en las Cruzadas. Junto a la Basílica, la Torre del Reloj, obra del Renacimiento, muestra en su fachada el león alado, símbolo de la ciudad, que preside el monumento junto a la enorme campana golpeada cada hora por dos estatuas de bronce.

Junto a San Marcos, el Palacio Ducal, cuya construcción duró casi un siglo, era la residencia de los Dux (gobernantes de la ciudad). Su interior es bellísimo y excesivamente recargado, sobre todo la Sala del Senado, donde se reunían los Dux con los senadores.

Cada una de las 118 islas que conforman la ciudad tiene su encanto. Debemos destacar por su singular belleza la isla de San Jorge el Mayor, donde se levanta la monumental iglesia del mismo nombre. Sus colosales cúpulas de bronce y su fachada neoclásica brillan sobre las aguas del Gran Canal.

La isla de Murano, célebre por la multitud de fábricas de vidrio, ofrece sus variadas piezas de colores vistosos, hechas con el antiguo sistema de soplado y trabajo manual pieza a pieza.

Venecia, en verdad, merece una visita.