Diana Isabel Esteban Alonso
El Principado de Asturias, situado en el noroeste de España, está delimitado al norte por el mar Cantábrico, que ofrece 334 kilómetros de costa. Al sur, la majestuosa Cordillera Cantábrica la separa de la Meseta, mientras que las rías Eo y Deva marcan las fronteras este y oeste con las regiones vecinas de Galicia y Cantabria.
Con más de diez mil kilómetros cuadrados, Asturias alberga cinco parques naturales: Fuentes del Narcea y del Ibias, Peña Ubiña-La Mesa, Ponga, Redes y Somiedo, además del Parque Nacional de los Picos de Europa y cinco Reservas de la Biosfera: Muniellos, los Picos, Redes, Río Eo, Oscos y Terras de Burón, y Somiedo. Esto hace que aproximadamente el 30% de su territorio esté protegido.
Este paraíso natural, con su clima atlántico influenciado por el mar y la montaña, presenta una temperatura media de 14º C y precipitaciones constantes a lo largo del año, creando paisajes de vibrantes tonos verdes y azules. Aquí habitan especies en peligro de extinción, como el oso pardo y el emblemático urogallo.
Estas condiciones son ideales para el cultivo de la manzana, lo que da lugar a la famosa sidra asturiana. Pero, ¿y el vino? Sin duda, también se produce vino en Asturias. Con casi un millón de hectáreas de viñedos, España es líder mundial en este sector, y en Asturias podemos degustar excelentes vinos elaborados a partir de tres variedades blancas: albarín blanco, albillo y moscatel de grano menudo, así como cuatro variedades tintas: albarín negro, carrasquín, verdejo negro y mencía. Desde 2011, Asturias cuenta con su propia Denominación de Origen Protegida, Cangas, que destaca la viticultura heroica de la región.
La gastronomía asturiana ofrece una combinación perfecta de tradición e innovación, desde la emblemática fabada asturiana hasta el sabroso cachopo y el arroz con pitu de caleya, pasando por una increíble variedad de más de trescientos quesos. Todo ello ha convertido a Asturias en un atractivo turístico para los amantes de la buena comida.
Las fiestas asturianas, como las conocidas “Las Polas”, combinan gastronomía, cultura y arte. Estas celebraciones al aire libre son momentos de unión y encuentro social, con o sin carácter religioso. Este año, Pola Vieya, en el Alto Aller, ha recuperado su fiesta tras 22 años de ausencia.
El término “Las Polas” surgió entre los siglos IX y XIV por parte de los monarcas castellano-leoneses para fomentar el desarrollo de ciertas áreas. Este reconocimiento otorgaba derechos a núcleos urbanos, favoreciendo su comercio y convirtiéndolos en centros integradores de las zonas rurales circundantes.
De las 20 Polas que se crearon, hoy en día solo quedan siete en Asturias: Pola de Siero, Pola de Laviana, Pola de Lena, Pola de Allande, Pola de Somiedo, Pola La Polina de Sobrescobio y Pola Vieya, además de una en León, la Pola de Gordón.
Pola Vieya es una pequeña localidad del Alto Aller, donde el tiempo parece haberse detenido, permitiéndonos viajar a épocas remotas. Este festejo comunitario embellece todos los rincones del pueblo, manifestando el orgullo de sus habitantes por su vida rural.
Durante la celebración, se pueden disfrutar de diversas actividades, como rutas de senderismo a los Pinganones de Castro, mujeres haciendo encaje de bolillos, demostración desde cero de cómo se crea una vara verde en la que participó Gloria Tejón, que rozaba la edad los cien años, bailes regionales a cargo de grupos folclóricos, un mercadillo de productos artesanales y visitas guiadas al Museo de la antigua escuela, que recrea la década de los setenta.
El arte también tiene su espacio, con un concurso de pintura al aire libre y piezas de arte urbano realizado por reconocidos grafiteros de Asturias (El Séptimo Crío), Madrid (Pastron#7) y Barcelona (Kapi), que adornan el Centro Social del municipio.
La celebración culmina con una gran parrillada de carnes asturianas y empanadas, y como broche final, el postre asturiano casi extinto, “panchón”, elaborado con pan de escanda por el chef Jaime Álvarez Castañón y la experiencia de su madre, Margot Castañón, del restaurante Cal Xabú. Este postre se elabora de manera casi ritual, envolviendo la masa en hojas de berza y cocinándola bajo brasas, lo que aporta un aroma único que envolvía todo el evento.
Asturias es un destino lleno de sorpresas por descubrir.