LOS SOTOS DEL REAL SITIO DE ARANJUEZ

De Aranjuez, siempre se dijo… “Primero fue dibujado y después construido” y no pudo ser de otra forma, porque fue un auténtico proyecto del ya finalizado renacimiento. De estilo italo-francés, donde todo se diseñó con tanta armonía que hoy en día no deja de asombrarnos. Construido principalmente a orillas del río Tajo y su principal afluente, el río Jarama, nos encontramos con uno de los jardines mejor planificados del mundo y una auténtica joya de la ilustración y por añadidura un digno competidor de los jardines de Versalles, siendo el Real Sitio de Aranjuez declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO el 14 de diciembre de 2001.

Pero comencemos por el principio. Los Reyes Católicos a finales del siglo XV nombran a Aranjuez como Real Sitio. En el siglo XVI Felipe II decidió construir este espacio cerca del río, rodeado de cultivos para huir del calor, a medio camino entre Madrid y Toledo, pero fueron los reyes de la Casa de Austria los que comenzaron a construir el Palacio y los Jardines. Y es durante los reinados de Carlos III y Carlos IV cuando alcanza su mayor esplendor, siendo el lugar elegido por la corte como centro de vacaciones, e “incluso Carlos IV decidió vivir aquí”. En esta importante época el Palacio Real y sus jardines adquieren el aspecto que todos conocemos hoy en día, salvo con “algunas variaciones”, debido por supuesto al paso del tiempo.

Pero no voy a hablar del Palacio Real, ni del Jardín del Rey o del Jardín del Príncipe ni del Jardín de la Isla, ni del Museo de Falúas Reales, ni de la Casa Real del Labrador… sino de momentos históricos curiosos dignos de resaltar: y uno realmente importante está relacionado con Felipe II, ya que durante su reinado se planteó la idea de construir un sistema de presas muy avanzado en el curso del río Tajo y de esta manera poderlo hacer navegable, uniendo así Aranjuez con el Océano Atlántico, que de haberse realizado habría cambiado bastante el curso de nuestra historia, de inimaginables consecuencias tanto económicas como sociales.

Hubo otros momentos importantes que aquí se vivieron. Por citar algunos de ellos: en Aranjuez se produjo la primera llamada “Real Telefónica” la víspera de la boda entre Alfonso XII y María de las Mercedes o que durante mucho tiempo también fuera la residencia para los jefes de Estado extranjeros en las visitas oficiales etc.

Sotos, Jardines y sus impresionantes extensos campos proyectados por el arquitecto Juan Bautista de Toledo y tras su muerte continuado por Juan de Herrera con la supervisión personal de Felipe II al mismo pie de campo, se introdujeron muchas plantas y árboles procedentes de América y donde se creó un verdadero “Jardín del Edén”, un lugar de experimentación muy avanzado para su época, único en Europa y que gracias a estas “Nobles personas”, transcurrido mucho tiempo, hoy todos podemos disfrutar de estos increíbles paisajes, un auténtico milagro, donde los avatares del tiempo han hecho mella, pero que milagrosamente han sobrevivido y es nuestra responsabilidad conservar estos lugares para que las futuras generaciones lo puedan seguir disfrutando.

Pero adentrémonos en los sotos… Poco conocidos en particular por los nuevos visitantes, pues hay tantas cosas que ver en Aranjuez… ¡Pero ojo!, estos lugares son sagrados… auténticos monumentos del paisaje, acariciados en plena armonía por los rayos del sol al atardecer, especialmente en primavera o a principios de otoño, que nos dejan sin respiración, incluso me atrevería a decir, que en éxtasis total. Sus campos, con sus maravillosas huertas alrededor y sus paseos arbolados, su frescura desprendida por el aroma de las flores y que en un pasado no muy lejano estas huertas surtieron la buena cocina de las nobles mesas. ¿Quién no conoce las fresas de Aranjuez?, de hecho, hay un famoso tren que se llama El tren de la Fresa, auténtico testimonio de tiempos románticos pasados, donde no deberíamos perder la oportunidad de viajar en él.

¿Y su fauna?… Podemos escuchar el canto de los mirlos o el de las bandadas de los jilgueros o el de los pocos faisanes junto con el de las grullas en otoño y los pavos reales, pues es el lugar donde todo esto ocurre, lugares donde sus monarcas disfrutaban de estos maravillosos sonidos, que una vez mezclados organizadamente, es lo más parecido a una banda sonora y seguramente al Maestro Rodrigo le sirvió de inspiración para componer su universal Concierto de Aranjuez, una pieza extraordinaria y “divina”, pues cuando la escuchas no dejas de soñar y comprender que vivir bien merece la pena.

Todas estas sensaciones se perciben en Aranjuez. En sus riberas del río, en sus campos y especialmente en sus sotos, lugares poco concurridos por las hordas de foráneos, donde el magnetismo te impregna casi de una forma sobrenatural y que una vez se descubre jamás se olvidará…

Santiago Rusiñol, pintor, escritor y dramaturgo considerado el alma del movimiento modernista en su Cataluña natal, paisajista y creador de retratos intimistas supo plasmar en sus obras la magia de estos espectaculares lugares…

Ya dijo un poeta: Sotos y campos de Aranjuez, os descubrí hace ya algún tiempo y fue tal el flechazo, que hoy cuando quiero enriquecer mi espíritu tengo que regresar a ti. Tu luz y tus aromas desprendidos son como los labios de una hermosa mujer, que una vez besados serás seducido una y otra vez… Lo mismo le ocurrió a Rusiñol, regresando más de una vez a Aranjuez y donde sorpresivamente murió.