María José Cavadas Gormaz
A las 11,15 horas, con total exactitud, un tren cruza la frontera que divide el norte y sur de España. La máquina atraviesa el corazón de Sierra Morena a una velocidad de 250 kilómetros hora. La formación rocosa (surgida en el Paleozoico, hace 542 millones de años) ha sido perforada como un queso suizo y permite que cientos de personas desayunen en Madrid y lleguen con tiempo de tomar el aperitivo junto al mar.
El único paso natural entre la meseta y el valle del Guadalquivir es el Despeñaperros, donde se tocan las provincias de Jaén y Ciudad Real. Es en ese punto donde hace menos de dos siglos se vivieron historias fascinantes a las que la tradición oral ha añadido un toque épico.
El cruce del tren de alta velocidad (AVE) es vigilado por unas pocas águilas y la sombra de un bandido que entró en la historia por ser muy malo y bueno a partes iguales. Sobre un risco el bandolero siente el viento que curte la piel.
Los cruces de caminos han proporcionado buenas historias. Verdaderas y falsas. Todas fascinantes y necesarias para encender la imaginación. El Tempranillo nació, como cualquier otro de su época, pobre, como casi toda la España del siglo XIX. Pobre y frustrada con los resultados de las reformas económicas de los gobiernos, de las que esperaban un reparto de tierras que les permitiera salir de la miseria. El muchacho no podía imaginar que doscientos años después estaría en los libros.
El tren que conecta Madrid con Andalucía tiene su primera parada en Ciudad Real, capital de una de las provincias más inclasificables de la geografía. Y con menor significación icónica, si no fuera por alguna rareza como las Lagunas de Ruidera y el acierto de Cervantes de colocar al Hidalgo más famoso de la literatura universal, Don Quijote de la Mancha, por aquellas tierras.
Ciudad Real es el lugar perfecto para escuchar la nada. Y la nada es algo muy parecido a sentarse en la plaza de La Solana, por nombrar alguno de sus pueblos, y mirarse durante un rato la punta del zapato. Nada interrumpirá ese instante eterno.
El Tempranillo no sabía de estas cosas, pero se apostó en el punto exacto donde Ciudad Real hace la frontera con Andalucía para ver si prosperaba asaltando carruajes y pastores. Iniciando una leyenda que tiene muchas lecturas. Para unos, la mayoría de los historiadores y documentalistas, un sanguinario; para la memoria romántica de la época, una suerte de “Robin Hood” español. Mejor documentada está su muerte en Alameda (Málaga) en 1833 y la herencia que recibió su hijo.
El viajero que se dirige desde Madrid a Andalucía por carretera deberá estar atento a las ventas y fondas que encuentra en el camino para descansar y comer. Sin quizás saberlo, está siguiendo los pasos de uno de los delincuentes más buscados durante el primer tercio del siglo XIX.
Del nacimiento de El Tempranillo se sabe poco. José María Pelagio Corbacho vino al mundo, según la Real Academia de la Historia, en 1805 en Lucena (Córdoba). No media más de un metro y medio, igual de ancho que de largo, rubio. “Alegre de cara” le describe Richard Ford, Premio Princesa de Asturias de las Letras 2016. Nacido en la pobreza, como la España de la época, se unió a una banda de asaltantes de caminos para huir del hambre y de la justicia. Las víctimas solían ser aristócratas, gente de negocios y viajeros ingenuos que se aventuraban en las sierras.
La sierra inhóspita y terrible era, sin embargo, un lugar seguro para el bandolero. El monte era el refugio, los cortijos eran el refugio. Por cortijos y ventas los bandoleros extendían su red de espías que les mantenían al tanto de los movimientos del ejército y de las rutas que seguían los comerciantes para sorprenderles y robarles.
Posiblemente el Tempranillo se cruzó en algún momento con José Antonio Ayllón González, conocido por “Josito”, natural de Bolaños de Calatrava. Otro bandolero nacido igual de pobre y sin la menor esperanza de prosperar como no fuera asaltando y robando a cuantos encontrara por el camino. Se “echó al monte” en un contexto de guerras carlistas en que los militares arrasaban pueblos y haciendas. Para algunos el bandido bolañego fue el héroe que les salvó de la muerte y su leyenda de benefactor contribuyó a encender el sueño romántico del bandolero liberal.
La fama del Castrola, natural de Villarrubia de los Ojos, no es tan benigna. Isidoro Juárez Navarro, llamado el Castrola, se negó a cumplir el servicio militar y se escondió en los Montes de Toledo. Cuevas de las localidades de Consuegra y Madridejos llevan su nombre y sus hazañas han sido noveladas por Constancio Chacón (2017). Tuvo un final trágico, asesinado y su cuerpo expuesto en la reja del Cristo de Urda para que sirviera de escarmiento.
Bernardo Moraleda abandonó Navas de la Estena y se mudó a Fuente del Fresno atraído por la estela de dos famosas parejas de bandidos, hermanos entre sí, “Los Juanillones” y “Los Purgaciones”. Allí cambió de oficio y pasó de cabrero a ladrón, secuestrador y asesino. Se le acusó de matar a un pastor, un capitán y a su esposa a los cuatro días de casarse (SER, 2024). Dejó escondido un tesoro que jamás se encontró en Retuerta del Bullaque, además de sus armas y un catalejo antes de ir a la cárcel. Murió en un asilo en Ciudad Real en el año 1936.
Como ha ocurrido tantas veces a lo largo de la historia, los bandoleres han cambiado los papeles y en ocasiones han pasado de ser perseguidos por las tropas reales a perseguir bandidos como ellos. El Tempranillo, terminó su vida como cazador de bandoleros después de que el Rey le perdonara la vida.
La ruta de los bandoleros está cubierta de un halo de misterio, aun en una época en la que cualquier destino turístico tiene cada vez más difícil ofrecer emoción. El pasajero que atraviesa una formación rocosa de Sierra Morena a 250 kilómetros por hora mientras bebe una cerveza bien fría debe saber que es observado por una sombra. El bandolero que a la desesperada se echó al monte donde encontró el cobijo del viento.
Localidades: Bolaños de Calatrava, Castellar de Santiago, Consuegra, Fuente del Fresno, Madridejos, Navas de la Estena, Villarrubia de los Ojos.