El Turismo Mundial: Antes y Después de la Pandemia (La paradoja de China)

Antes de que el COVID-19 paralizara el mundo, cuatro países dominaban el turismo internacional como auténticos colosos:

Francia era el rey indiscutible, recibiendo 89 millones de turistas al año. La Torre Eiffel, el Louvre, la Costa Azul y los viñedos de Burdeos atraían visitantes de todos los rincones del planeta. Llevaba más de tres décadas en el primer puesto mundial.

España ocupaba el segundo lugar con 83,5 millones de visitantes. Sus playas mediterráneas, la Alhambra y su gastronomía la convertían en el destino favorito de Europa. Sol, playa, cultura y fiesta en un solo país.

Estados Unidos completaba el podio de los tres grandes con 79,3 millones de turistas. Nueva York, Las Vegas, los parques de Florida, California y el Gran Cañón hacían de este gigante un imán turístico imparable.

China se situaba en cuarto lugar con 65,7 millones de visitantes internacionales. La Gran Muralla, la Ciudad Prohibida, los Guerreros de Terracota y su milenaria cultura atraían masivamente a viajeros occidentales fascinados por Oriente.

En total, el mundo recibió 1.500 millones de turistas internacionales en 2019. El turismo era una máquina imparable de generar riqueza y empleo.

El Golpe de la Pandemia y la Recuperación (2024)

Cinco años después, el mapa turístico se ha transformado radicalmente:

Francia no solo mantuvo su corona, sino que la reforzó alcanzando 100 millones de turistas en 2024, impulsada por los Juegos Olímpicos de París. Superó sus propios récords prepandemia.

España registró 93 millones de visitantes en 2024, batiendo también sus marcas históricas. El turismo español no solo se recuperó: creció más fuerte que antes.

Estados Unidos consolidó igualmente su posición entre los tres primeros, recuperando prácticamente todos sus números previos a la crisis sanitaria.

Pero China vivió una historia diferente. El turismo occidental y de larga distancia colapsó. De los 65,7 millones de turistas internacionales de 2019, el flujo de visitantes extranjeros reales (excluidos Hong Kong, Macao y Taiwán) se redujo aproximadamente a la mitad, 32 millones de turistas.

El turismo mundial alcanzó 1.400 millones de llegadas en 2024, casi recuperando los niveles de 2019, pero China quedó fuera de los grandes del turismo internacional occidental.

La Paradoja China: No Reciben, Pero Sí Envían

Aquí está lo sorprendente: aunque pocos extranjeros visitan China, los chinos son los turistas número uno del mundo. Nadie viaja más ni gasta más dinero en el extranjero que ellos.

Antes de la pandemia, los turistas chinos eran el «oro líquido» del turismo global. Viajaban en masa, compraban sin límite y movían fortunas por todos los continentes. Para entenderlo mejor:

  • El 95% de los turistas chinos tiene educación superior
  • El 53% pertenece a la clase media con poder adquisitivo
  • Buscan principalmente: compras de lujo, cultura y ciudades cosmopolitas

Para España, por ejemplo, los chinos representaban un tesoro: en 2019 llegaron 869.000 visitantes chinos. Tras la reapertura post-pandemia, las cifras explotaron: incremento del 420% en número de turistas y un aumento del 592% en gasto durante el primer semestre de 2023 comparado con el año anterior. Cuando un chino viaja, gasta generosamente.

China es, paradójicamente, el país que más turistas envía al mundo pero menos recibe del exterior. Una contradicción insostenible.

La Nueva Estrategia: Abrir las Puertas

Conscientes de los malos datos, China ha reaccionado. En 2024 lanzó una nueva política de facilitación de visados para atraer de vuelta a los turistas extranjeros:

Simplificación radical de los trámites de visado. Aumento del 50% en conexiones aéreas internacionales. Eliminación progresiva de restricciones heredadas de la pandemia. Incentivos para que los extranjeros vuelvan a descubrir China

Los expertos predicen que 2024 y 2025 serán años decisivos para la recuperación turística china. Si la nueva política funciona, China podría generar un efecto boomerang positivo: más chinos viajando al extranjero (que ya lo hacen masivamente) y, finalmente, más extranjeros regresando a China para explorar su patrimonio milenario.

La recuperación del turismo chino no es solo importante para Beijing: es crucial para el equilibrio del turismo mundial. Como el país que más gasta viajando y como destino con una riqueza cultural incomparable, China necesita volver al juego. El turismo global necesita que el gigante asiático despierte de su letargo post-pandemia.

En resumen: Francia, España y Estados Unidos celebran récords históricos. China, en cambio, cayó de 65,7 millones de visitantes internacionales en 2019 a aproximadamente la mitad en turismo tras la pandemia. A pesar de ello, sigue siendo el mayor emisor de turistas del planeta. Las nuevas políticas de visados están mostrando resultados positivos y son su última apuesta para recuperar el terreno perdido y volver a ser un protagonista del turismo mundial.