Diez son los países que producen el 80% de todo el vino existente. De ellos, tres acaparan casi la mitad de la producción mundial: Italia, España y Francia.
Son muchos los territorios dedicados a la vitivinicultura. Sin embargo, solo unos pocos reúnen las condiciones idóneas para crear propuestas de calidad. España es uno de los líderes indiscutibles.
También somos de los primeros en exportaciones y, por si fuera poco, somos uno de los viñedos más grandes del mundo, con casi 1 millón de hectáreas.
No obstante, en España hay una gran diversidad de regiones vinícolas, en las que se elaboran propuestas de gran reputación como es “Ribera del Duero”.
Ribera del Duero es una denominación de origen a la que se acogen viñedos de Castilla y León, dentro de una franja en la cuenca del río Duero, situada en la confluencia de las provincias de Soria, Burgos, Segovia y Valladolid.
Este año 2023 los periodistas de turismo de España decidimos por unanimidad galardonar a la Ruta del Vino de Ribera del Duero como la mejor de España.
Y para ratificar y constatar lo dicho, nos trasladamos allí durante un fin de semana.
Todo comenzó en Madrid, donde un monovolumen de última generación de Transfer Ribera, con su gentil y profesional propietario nos llevaría rumbo a las nobles tierras castellano y leonesas para descubrir la apasionante Ruta del Vino Ribera del Duero.
Para seguir las huellas dejadas hace siglos por los romanos, por reyes y caballeros en sus yacimientos e imponentes castillos; para descubrir sus magníficos monumentos y sus bellos pueblos; saborear su acreditada y sabrosa gastronomía maridada a la perfección con unos excelentes caldos.
Estamos preparados para iniciar un increíble viaje gastronómico, enológico y cultural a través de algunos de los enclaves más sublimes y con más historia. Donde nos impregnamos de parques naturales, castillos, torreones, claustros, animadas plazas, monasterios, museos y palacios. Construcciones del románico, el gótico o el medievo llenarán nuestras mentes de instantáneas imborrables.
Tras una hora y media de plácido viaje llegamos a Fuentespina en Burgos donde tendremos nuestro primer cuartel general en el fantástico Hotel Spa Tudanca.
Tras dejar nuestro equipaje nos vamos de inmediato a visitar Aranda de Duero que es la capital de la Ribera. A su gran patrimonio monumental se une su afamada gastronomía basada en el lechazo asado y en los magníficos vinos.
Aranda se asienta sobre un subsuelo minado por antiguas e históricas bodegas. Un pausado recorrido por su recinto urbano nos descubrirá algunos palacios y casonas. Entre los monumentos más destacados se encuentran la Iglesia de Santa María, la elegante Iglesia de San Juan, el Palacio de los Berdugo del siglo XV, el Humilladero del siglo XVI y el Santuario de la Virgen de las Viñas, entre otros…
Una de las vivencias que no debe faltar es visitar algunas de las antiguas bodegas que recorren el subsuelo ya que cuenta con una red de más de 7 km de túneles excavados en el casco histórico entre los siglos XII y XVIII dedicados a la conservación de los vinos elaborados a partir de la Edad Media.
Y para ello nos adentramos en las profundidades de la Bodega Ribiértete donde sin saberlo nos encierran en una de sus galerías; con vino, pan, aceite y queso con el objeto de rompernos las sienes para encontrar la llave que nos permita escapar de las entrañas de la tierra en un divertido Escape Room. Posteriormente cenamos una suculenta y bien servida cena en el afamado Restaurante La Raspa.
Al amanecer tras un descanso reparador y un desayuno abundante partimos para el Parque Natural de las Hoces del río Riaza que se encuentra al nordeste en la provincia de Segovia. El río Riaza ha excavado en las duras rocas calizas de los páramos segovianos uno de los mayores conjuntos de hoces, cañones, acantilados y desfiladeros que se pueden contemplar en el interior de la Península Ibérica. Hay un tramo del río que se encaja en las calizas, formando un cañón calcáreo de 150 metros de profundidad. Junto a la espectacularidad de sus paisajes, las aves son las que confieren a este espacio su principal característica. La presencia de cortados calizos, pródigos en repisas y oquedades, permiten el asentamiento de una rica comunidad de aves de roquedo: buitres leonados, alimoches, cernícalos, búhos reales… En cuanto a los mamíferos hay que destacar: nutrias, jabalíes, zorros, corzos, tejones, comadrejas, gatos monteses, murciélagos…
Seguidamente visitaremos la impecable Bodega Valdubón, donde nos esperaba una cata guiada de muy buen vino, con unos riquísimos quesos. Para posteriormente irnos a almorzar unos suculentos manjares al Restaurante Las Baronas y al atardecer vivir una experiencia única, “oler” en el Museo de los Aromas que es único en Europa. Su temática son los aromas y el olfato. Existen los aromas del recuerdo, los aromas que sanan, los aromas de peligro, los aromas del vino, la aromaterapia, los perfumes …y así hasta una colección de una centena de aromas con los que disfrutar, recordar y aprender.
Esa noche del sábado cambiaríamos de cuartel general al moderno Hotel V Ciudad en Aranda de Duero donde el servicio de su personal es de unas cinco estrellas.
A la mañana siguiente, cuando despuntó el domingo, qué mejor que ir a la Feria del Vino de Sotillo. Un mágico poblado de no más de 500 habitantes, donde el vino, el enoturismo y la cultura son los protagonistas. En Sotillo de la Ribera destacan los quesos, la morcilla de Burgos y los vinos. Esta bella villa nace en la Edad Media, con una orientación esencialmente ganadera. La riqueza que le proporcionó esta actividad, junto con su buena ubicación entre Roa y los pueblos del Valle del Esgueva, hicieron posible su crecimiento, por lo que pronto alcanzó la categoría de aldea. La prosperidad conseguida en los siguientes siglos permitió que obtuviera el título de villa en 1667. A mediados del siglo XVIII, el señor de Gumiel de Mercado y Sotillo, el Duque de Medinaceli, la vendió al Marqués de Iturbieta, quien la transferirá a su Concejo. La arquitectura popular de Sotillo es su mejor patrimonio. Destacan notables ejemplos de casas típicamente ribereñas y, sobre todo, lagares y bodegas, estas últimas consideradas como las mejores de toda la Ribera.
La visita es obligada al barrio de las bodegas subterráneas que está ubicado en la ladera del cerro de San Jorge. Es un enclave referente en la arquitectura y cultura del vino. El volumen de vino que podía almacenarse en estas bodegas supera al de los pueblos vecinos, alcanzando casi el volumen de Aranda. Posee 86 bodegas que, conjuntamente, alcanzan una longitud de 3,1 km.
Allí visitaremos la inigualable bodega subterránea de Ismael Arroyo (s. XVI) considerada como una de las catedrales del vino, que es una prueba más de la dedicación de esta familia a la elaboración de estos caldos. Nos perderemos por sus galerías subterráneas junto a su propietaria donde nos dará una lección magistral de la historia del vino en esta población.
Almorzaremos en el corazón de la bodega y degustaremos su vino “Valsotillo” para tras estar cargados de emociones, vivencias, charlas y mucha cultura del vino regresar con mucha añoranza a la capital del reino para coger nuestros respectivos aviones de regreso a casa.